En su visita a Sri Lanka el Papa Francisco tuvo un encuentro muy significativo en el santuario mariano de Madhu, en la región Tamil, donde en la guerra civil la violencia fue muy grande. Ahí expresó: «¡María nunca olvida a sus hijos!» Que la casa de Nuestra Señora de Madhu siga siendo una «casa de oración y un remanso de paz. Que siga siendo, como ha sido en su historia secular y reciente, cuando en los años de la trágica contienda en Sri Lanka – entre 1990 y 2008 –  acogió con ternura y misericordia a miles de desplazados, que huían de la violencia.

El Papa rezó ante la antigua imagen mariana y bendijo con ella a los cerca de quinientos mil peregrinos que acudieron al Santuario mariano, que desde siempre es meta de fieles católicos y de otras religiones. Y abrazó a todo el pueblo esrilanqués:

«Tamiles y cingaleses por igual, como miembros de una sola familia», «encomiendan a María sus alegrías y tristezas, sus esperanzas y necesidades. Aquí, en su casa, se sienten seguros. Saben que Dios está muy cerca; sienten su amor; conocen su ternura y misericordia».

«Se encuentran hoy aquí familias que han sufrido mucho en el largo conflicto que rasgó el corazón de Sri Lanka», señaló el Papa, recordando que tantas «personas, tanto del norte como del sur, fueron asesinadas en la terrible violencia y derramamiento de sangre de aquellos años». Hasta «la venerada imagen de María, que data de la llegada de los primeros cristianos a Sri Lanka, fue arrancada de su santuario», dijo también el Santo Padre expresando el anhelo de agradecer a la Madre de Dios:

«Hoy queremos dar las gracias a la Virgen por su presencia. Ante tanto odio, violencia y destrucción, queremos darle las gracias porque sigue llevándonos a Jesús, el único que tiene el poder para curar las heridas abiertas y devolver la paz a los corazones desgarrados», dijo el Papa y añadió: «también queremos pedirle que implore para nosotros la gracia de la misericordia de Dios. Pedimos también la gracia de reparar por nuestros pecados y por todo el mal que esta tierra ha conocido».

Destacando la necesidad del auténtico remordimiento y arrepentimiento, cuando llegamos a entender, a la luz de la Cruz, por el mal perpetrado y de recibir la gracia de acercarnos unos a otros, con una verdadera contrición, dando y recibiendo el perdón verdadero, el Papa reiteró que en la difícil tarea de perdonar y tener paz, María siempre está presente para animarnos, para guiarnos, para mostrarnos el camino. De la misma manera que  «perdonó a los verdugos de su Hijo al pie de la cruz, y luego recibió su cuerpo exánime entre sus manos, así ahora quiere guiar al pueblo de Sri Lanka a una mayor reconciliación, para que el bálsamo del perdón y la misericordia de Dios proporcione una verdadera curación para todos».

El Papa Bergoglio concluyó rogando «que, por intercesión de Nuestra Señora de Madhu, todos los hombres encuentren aquí el ánimo y la fuerza para construir un futuro de reconciliación, justicia y paz para todos los hijos de esta querida tierra»

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