Por Juan Gaitán |

Enero es un mes en el que muchos de nosotros intentamos reorganizar un poco nuestra vida, cambiamos horarios, insertamos nuevas actividades a la rutina, somos entusiastas respecto a cambios que «siempre hemos querido hacer».

Sin embargo, es común que para febrero o marzo este entusiasmo haya decaído y, en múltiples casos, esto se debe no a falta de constancia, sino a falta de organización. Por eso es conveniente organizar los propósitos de año nuevo. Propongo a continuación un esquema que puede ser de mucha ayuda.

Se trata de categorizar en cinco dimensiones los propósitos. Cada una tiene sus particularidades.

Dimensión humana: Abarca la vida personal. Aquí entran temas como la sexualidad, la afectividad, la salud (ejercicio, exámenes médicos, alimentación), etc. Ejemplo: Mejorar mi salud.

Dimensión social: Esta dimensión está marcada por las relaciones con otras personas, para los laicos, especialmente con la familia, pero también con las personas de la escuela o el trabajo, los amigos, etc. Ejemplo: Ser testimonio de Cristo en el trabajo. Pasar más tiempo con mis hijos.

Dimensión intelectual: Como seres humanos la continua formación intelectual es una necesidad y como cristianos un deber para poder ser cada día mejores servidores del Reino de Dios. Esta dimensión abarca desde la formación académica hasta lecturas recreativas. Ejemplo: Leer diez libros al año.

Dimensión espiritual: Se trata de organizar nuestra relación con Dios para hacerla más fructífera. Entra en esta dimensión la oración, la lectura espiritual (un libro que ayude a  nuestra vida espiritual, puedes pedir recomendaciones a tu párroco), la vida sacramental, las acciones concretas de encuentro con Cristo. Ejemplo: Aprender métodos de oración. Acercarme a la Palabra de Dios.

Dimensión de apostolado: Como cristianos todos hemos de tener algún apostolado. Un espacio útil para esto es la parroquia, pero hay mil formas más de ser apóstoles (testigos) del Señor. Ejemplo: Integrarme a un coro. Atender en mi negocio a personas de bajos recursos sin cobrarles.

Ahora bien, conviene realizar un esquema que nos ayude a esto. Un ejemplo muy sencillo sería el siguiente:

Como este ejemplo pueden haber miles. Se trata de llenar un esquema para cada dimensión sin importar qué tan grandes resulten. Lo importante es ser concretos y organizados (establecer fechas límite o frecuencia: «dos veces por semana», «el segundo martes de mes»). Al resultado de esto se le llama Proyecto de vida. Puede ser un ejercicio tardado, pero la paciencia dará muchos frutos. Tal vez te sirva dedicar una tarde a escribir cada dimensión.

Finalmente, cuatro tips que nos pueden ser útiles para trabajar nuestro Proyecto.

A. Establecer claramente (¡y anotar!) periodos de evaluación. Puede ser cada quince días, cada mes o cada dos, dependiendo de cómo se sienta cómodo cada quien. El proyecto lo puedes tener en tu buró o dentro de la Biblia que utilices constantemente. Convendría platicar el Proyecto con algún sacerdote.

B. Establece prioridades. Puede ser que al terminar de elaborar los esquemas tengas muchos propósitos. Subraya uno por cada dimensión que tenga especial importancia para tenerlo siempre presente. Ten en cuenta que las distintas dimensiones están relacionadas entre sí, porque somos una sola persona. Algunos propósitos pueden estar incluidos en varias dimensiones.

C. Ya que tengas el Proyecto terminado, corrígelo cuantas veces sea necesario, al inicio o una vez comenzado (a veces nos proponemos demasiado, a veces muy poco, esto se va corrigiendo). Pero eso sí, al revisar, reflexiona si tus propósitos están movidos por el amor cristiano y qué los motiva. Ten presente el Reino de Dios.

D. Algunos autores proponen otras dimensiones. Escoge las que te sean útiles. El libro Civilización del amor de pastoral juvenil propone: psico-afectiva, psico-social, mística, sociopolítica, y de la capacitación. Nómbralas de tal modo que te sean títulos significativos para ti.

¡Mucha suerte y feliz año nuevo! Que el Espíritu de Dios te guíe en tu caminar por este 2015.

 

Nota: Si tienes alguna pregunta para elaborar tu Proyecto de Vida puedes dejar un mensaje cualquiera de los artículos del blog: www.falsoconfalso.wordpress.com o consultarlo con tu párroco.

 

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