«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Este es el lema que el Papa Francisco ha propuesto para la Jornada Mundial de la Juventud 2015, que se celebra el 29 de marzo, Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor.
Respecto al tema -que ya había adelantado hace un año, como una trilogía en camino hacia la JMJ de Cracovia, en julio de 2016-, el Papa dice: «Queridos jóvenes, como ven, esta Bienaventuranza toca muy de cerca su vida y es una garantía de su felicidad. Por eso, se lo repito una vez más: atrévanse a ser felices». Además recuerda que «con la Jornada Mundial de la Juventud de este año, comienza la última etapa del camino de preparación de la próxima gran cita mundial de los jóvenes en Cracovia, en 2016».
Al cumplirse ahora 30 años desde que san Juan Pablo II instituyó en la Iglesia las Jornadas Mundiales de la Juventud, Francisco hace hincapié en que «esta peregrinación juvenil a través de los continentes, bajo la guía del Sucesor de Pedro, ha sido verdaderamente una iniciativa providencial y profética». Y, exhortando a dar gracias al Señor por los abundantes frutos que ha dado en la vida de muchos jóvenes en todo el mundo, destaca «cuántos descubrimientos importantes, sobre todo el de Cristo Camino, Verdad y Vida, y de la Iglesia como una familia grande y acogedora. Cuántos cambios de vida, cuántas decisiones vocacionales han tenido lugar en estos encuentros».
Con el anhelo de que el santo Pontífice, Juan Pablo II, Patrono de la JMJ, «interceda por nuestra peregrinación a su querida Cracovia. Y que la mirada maternal de la BienaventuradaVirgen María, la llena de gracia, toda belleza y toda pureza, nos acompañe en este camino», el Papa Francisco fecha su mensaje, firmado en el Vaticano, el 31 de enero de 2015, Memoria de San Juan Bosco, fundador de los salesianos, padre y maestro de los jóvenes.
«Si hemos de estar atentos y cuidar adecuadamente la creación, para que el aire, el agua, los alimentos no estén contaminados, mucho más tenemos que cuidar la pureza de lo más precioso que tenemos: nuestros corazones y nuestras relaciones. Esta ‘ecología humana’ nos ayudará a respirar el aire puro que proviene de las cosas bellas, del amor verdadero, de la santidad», escribe también Francisco. Y en su denso mensaje recuerda asimismo laimportancia de la familia y del matrimonio, vocación que hoy muchos piensan que «está pasada de moda, pero no es verdad». «Precisamente por eso, toda la Comunidad eclesial está viviendo un período especial de reflexión sobre la vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo», destaca el Papa Francisco que además invita a la juventud a «considerar la llamada a la vida consagrada y al sacerdocio. Qué maravilla ver jóvenes que abrazan la vocación de entregarse plenamente a Cristo y al servicio de su Iglesia».
Sin olvidar la importancia de la oración, recordando a Santa Teresa de Ávila, en el V centenario de su nacimiento en España, y de la lectura de la Sagrada Escritura, para encontrarse con el Señor, Francisco les pide a los jóvenes que «no olviden: la voluntad de Dios es nuestra felicidad».