«Las palabras del Papa Francisco son fuente de gran consolación, de ayuda y de coraje por nuestros cristianos sirios, en este período de crisis y dificultad. El pontífice conoce bien la situación, reza e invita a los otros. Nosotros tenemos gran confianza en él y esperamos que también los otros lo entiendan y los sigan. Con la guerra no se obtiene nada, el camino de la paz es largo, pero es el único posible». Es cuánto afirma a AsiaNews, el Vicario de Alepo de los Latinos, monseñor Georges Abou Khazen, comentando «con sentimientos de profunda gratitud» la cercanía y las oraciones del pontífice argentino. De Ariccia, donde está realizando el retiro espiritual de cuaresma junto a la Curia romana, el Papa sigue con preocupación la evolución de los hachos en Siria, donde una entera comunidad cristiana asiria terminó en la mira de las milicias del estado islámico (EI).

Mientras tanto subió a 250 el número de los cristianos secuestrados por los jihadistas, en el curso de la ofensiva lanzada contra algunos pueblos de mayoría asiria de la gobernación de Al-Hasakah, en el nordeste. Quien da el balance actualizado es el Observatorio sirio para los derechos humanos, grupo con base en Gran Bretaña que monitorea las violencias de la guerra en el país árabe, Según Rami Abdulrahman, responsable del Observatorio, el Estado islámico «asumió el control de 10 pueblos cristianos»: los milicianos «se han llevado» a los rehenes y escondido «al interior de sus territorios».

Testigos locales refieren que, a continuación de la ofensiva, más de 5 mil asirios- de los 30 mil que componían una de las más antiguas comunidades cristianas de Medio oriente-decidieron abandonar el país, eligiendo el camino del éxodo en busca de un reparo más seguro. Interpelado por AsiaNews, el Vicario apostólico de Alepo confirma que los jihadistas «han ocupado al menos 10 o 12 pueblos y los que viven en los territorios circunstantes están escapando. Ellos buscan refugio en zonas consideradas más seguras o más allá de las fronteras, en Turquía».

En estas horas se multiplican las voces de contactos con los líderes musulmanes o personalidades locales, para mediar con los vértices del EI la liberación de los rehenes. «Hay tentativos en curso-explica el prelado- pero nada de oficial y la situación está intricada.

Es terrible cuánto sucedió a la comunidad asiria, un verdadera reserva para toda Siria del punto de vista cultural, religioso y humano».

El rapto en Siria llegó en concomitancia con una ofensiva lanzada por los combatientes kurdos contra el Estado islámico en el nordeste del país, en las zonas de frontera con Irak. Se trata de una zona de la importancia estratégica, porque representa una especie de puente entre las tierras del Califato en Siria e Irak y permite la apertura de un corredor con Turquía para el pasaje de las armas, refuerzos y combatientes.

Ayer el Concejo de seguridad de las Naciones Unidas condenó con fuerza el secuestro de masa realizado por los milicianos islamistas contra los cristianos en Siria, una ulterior demostración de la «brutalidad» de los terroristas y se necesita la «liberación inmediata». El Estado islámico, afirma en una nota el organismo Onu, es «responsable de miles de crímenes y abusos contra personas de todos los credos, etnias y nacionalidades, sin el más mínimo respecto del valor de la vida humana».

Desde el inicio de la revuelta contra el presidente sirio, Bashar al Assad, en 2011, más de 3.2 millones de personas han abandonado a Siria y otros 7,6 millones son evacuados internos. Al menos 200 mil las víctimas del conflicto, muchas de las cuales civiles. Justamente en el contexto del conflicto sirio surgió por primera vez, en la primavera de 2013, en toda su violencia y brutalidad el Estado islámico: de aquel momento inició una rápida avanzada en los territorios de la región, ocupando grandes y amplias porciones de territorio a damasco o Bagdad e imponiendo un verdadero y propio reino del terror.

Información de Asia News

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