Por Francisco Xavier Sánchez |

Pascua y resucitar en Cristo |

Hace pocos días el mundo entero estuvo conmovido por la muerte en Francia de 150 personas ocasionadas por un “suicidio aéreo”. Un piloto con problemas personales tomó la decisión de suicidarse encerrándose en la cabina del avión y cayendo en picada con todo y los pasajeros. Las últimas palabras registradas son las del otro piloto que intentaba entrar a la cabina mientras gritaba a su compañero: ¡Abre la maldita puerta! Me parece que estas palabras encierran bien el significado de la Pascua: Abrir las puertas de nuestro egoísmo.

El pecado en sus diferentes manifestaciones no es otra cosa que el egoísmo. Es un vivir encerrado en uno mismo, vivir en nuestra propia sepultura. No escuchar a los otros, no interesarme por los demás, sólo preocuparme por mí mismo: por mis deseos, por mi economía, por mi felicidad, por mi yo. Es como aquel desafortunado piloto que no escuchaba los gritos de su compañero que le pedía abrir las puertas de la cabina (¡Abre la maldita puerta!), es decir sal de tu egoísmo. El egoísmo mata, destruye, es ciego al grito y al clamor de los otros. Tiene ojos pero no ve, oídos pero no escucha.

Una persona cerrada, egoísta y hermética, se autodestruye a ella misma y de paso “se lleva entre las patas” a muchas personas inocentes. Nuestros problemas en México se deben al egoísmo de muchos de nuestros dirigentes, comenzando por el presidente de la República hasta el presidente municipal de algún pueblito de provincia. Nos tratan como si México fuera el avión de su pertenencia, no escuchan los gritos de la gente. Son capaces de suicidarse con toda la tripulación adentro, con tal de satisfacer su egoísmo.

Hace pocos días hemos escuchado sobre otra masacre, ahora en Kenia, África, con un número parecido de victimas (148 estudiantes). Ésta vez fue por manos de fanáticos islámicos yihadistas, que por razones político-religiosas, asesinaros a estudiantes, la mayoría cristianos, en una Universidad.

El egoísmo es como una bola de nieve que se tira desde una montaña. Si lo dejamos seguir su curso y crecer puede llegar a la barbarie, a la estupidez, al sin sentido. Cristo es la luz y el calor capaz de derretir cualquier bloque de hielo egoísta.

Experimentar la resurrección de Cristo es abrir las puertas de nuestra cabina, de nuestro egoísmo, de nuestro yo. Es reconocer que nuestra vida solo tiene sentido si es para el servicio de nuestros hermanos. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

Por favor, síguenos y comparte: