Por Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |

Treinta y cinco años después del asesinato de Óscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, la Iglesia lo ha colocado en los altares. El pueblo –los pobres, los desechados, los excluidos, los perseguidos, los que él defendió  y a los que dio su voz– lo tenía ahí desde el instante mismo de su muerte.

«Nos hemos reunido para reconocer el testimonio de la vida de Óscar Romero, obispo y mártir, que hoy la Iglesia reconoce como modelo», dijo el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y representante especial del Pontífice, en la plaza de Cristo Salvador, en la capital salvadoreña,  abarrotada de fieles, para una ceremonia largamente esperada.

Romero, ejemplo de pastor que defiende a los pobres

Al inicio de la celebración Eucarística, el actual arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, hizo pública la petición al Papa Francisco de inscribir a Romero en el número de los beatos. Luego, el postulador de la causa, monseñor Vincenzo Plagia leyó la biografía del obispo mártir. Resaltó, particularmente  que, en algunos de sus escritos se lee: «Los pobres son la encarnación de Cristo». O «deseo ser una hostia ofrecida al Señor sobre el altar».

Además destacó que «con Romero, Jesús caminaba de nuevo con su pueblo […] cargó sobre sus hombros con todo el dolor de los pobres […] El pueblo sintió el olor de pastor de Romero y éste llegó a ser un ejemplo de pastor que defiende a los pobres». También señaló que muchos  «lo acusaron de hacer política, pero Romero aclaraba: “lo que busco hacer no es política, sino Evangelio que tiene que iluminar las calles del país”».

El postulador de la causa de beatificación subrayó que la opción preferencial por los pobres era para Romero el camino indicado por el Concilio Vaticano II. «Fue herido al corazón mientras celebraba la santa misa, pero su voz se difundió por toda la tierra». Hoy mientras sube a los altares, exclamó Paglia, «Romero sigue hablando y pidiendo nuestra conversión con esa expresión popular por él muy querida: “Primero Dios, sí, Dios sobre todo”. Con esta celebración se lleva a cabo la misa interrumpida el día del martirio y la interrumpida el día del funeral».

Por su parte, el Cardenal Ángelo Amato, legado del Papa para esta celebración, dijo en su homilía que «el mártir Romero es luz de las naciones y sal de la tierra. Si sus perseguidores han desaparecido en las sombras del olvido y la muerte, la memoria de Romero continúa viva y dando consuelo a los marginados de la tierra», pues nada lo separó del Evangelio de amor y perdón de Cristo. Y recordó que el martirio no fue una improvisación, sino que tuvo una larga preparación en el Evangelio mismo, en la Eucaristía, en el contacto con la vida de su pueblo.

Romero, modelo de compromiso cristiano

El Papa Francisco, en una carta enviada al Arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, señaló que la beatificación de Romero «es motivo de gran alegría para los salvadoreños y para cuantos gozamos con el ejemplo de los mejores hijos de la Iglesia. Monseñor Romero, que construyó la paz con la fuerza del amor, dio testimonio de la fe con su vida entregada hasta el extremo».

Francisco indicó que «en tiempos de difícil convivencia, Monseñor Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia. Su ministerio se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados. Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el Santo Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas».

En la carta, el Santo Padre expresa cómo Dios concedió al Obispo mártir «la capacidad de ver y oír el sufrimiento de su pueblo, y fue moldeando su corazón para que, en su nombre, lo orientara e iluminara, hasta hacer de su obrar un ejercicio pleno de caridad cristiana». Y resaltó que «la voz del nuevo Beato sigue resonando hoy para recordarnos que la Iglesia, convocación de hermanos entorno a su Señor, es familia de Dios, en la que no puede haber ninguna división. La fe en Jesucristo, cuando se entiende bien y se asume hasta sus últimas consecuencias genera comunidades artífices de paz y de solidaridad».

Por último exhortó: «Quienes tengan a Monseñor Romero como amigo en la fe, quienes lo invoquen como protector e intercesor, quienes admiren su figura, encuentren en él fuerza y ánimo para construir el Reino de Dios, para comprometerse por un orden social más equitativo y digno».

Datos interesantes

Según los cálculos de la Iglesia local, en la ceremonia de beatificación participaron alrededor de 300.000 personas, en un ambiente de fiesta y júbilo multicolor.

La fiesta litúrgica del beato Romero para la Iglesia será el día 24 de marzo, para recordar su martirio.

Durante la celebración fueron presentadas las reliquias del nuevo beato: la camisa ensangrentada que utilizaba el día del martirio acompañado de flores y la palma, que significa la victoria de los mártires.

Óscar Arnulfo Romero, asesinado por haberse posicionado a favor de los pobres en El Salvador, fue elegido como uno de los patronos de Cáritas Internationalis.

 

 

Por favor, síguenos y comparte: