«Frente a la actitud con que Europa parece abordar la migración dramática y a menudo trágica de miles de personas que huyen de guerras, persecuciones y miseria , las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen el deber de colaborar para promover la solidaridad y la acogida. Los cristianos de Europa están llamados a interceder con la oración y a trabajar activamente para llevar paz y solidaridad a los conflictos en curso». Así dijo el Papa Francisco esta mañana al recibir a a los miembros del Comité Conjunto de la Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC).

El objetivo de este organismo es facilitar el ecumenismo en el continente donde nacieron muchas de las divisiones y luchas entre los cristianos. La situación actual es muy diferente; gracias al movimiento ecuménico las comunidades eclesiales han dado grandes pasos en el camino de la reconciliación y la paz, como demuestran las recientes Asambleas Ecuménicas Europeas y la Carta Ecuménica redactada en Estrasburgo en 2001 que marcan hitos en la colaboración entre la Conferencia de Iglesias Europeas y el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa y hacen esperar en el logro de la comunión plena y visible entre todos los creyentes en Cristo.

El Santo Padre que observó que el camino ecuménico, incluso con todas sus dificultades, es ya parte integrante del proceso de reconciliación y comunión, recordó que el decreto conciliar »Unitatis Redintegratio» afirma que la división entre los cristianos «daña la causa santísima de predicar el evangelio a toda criatura». »Esto es evidente -comentó- cuando, por ejemplo, las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen diferentes puntos de vista sobre importantes cuestiones antropológicas o éticas. Por lo tanto, espero que no falten y que sean fructuosas las ocasiones de reflexión conjunta a la luz de la Sagrada Escritura y de la tradición compartida … y que podamos encontrar respuestas comunes a las preguntas que la sociedad contemporánea plantea a los cristianos. Cuanto más cerca estemos de Cristo, más unidos estaremos entre nosotros».

»Hoy las Iglesias y las comunidades eclesiales de Europa se enfrentan a retos nuevos y decisivos, a los que puedan responder eficazmente solamente hablando con una única voz -señaló el Pontífice- Pienso, por ejemplo,en el desafío que plantean las legislaciones que, en nombre de un principio de tolerancia mal interpretado, acaban impidiendo a los ciudadanos que expresen con libertad y practiquen pacíficamente sus creencias religiosas», dijo el Papa.

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