Por Jorge TRASLOSHEROS |

El Papa Francisco se encuentra de viaje por las periferias de América Latina, mejor conocida como Patria Grande en Sudamérica. Estamos ante la presencia del líder religioso de la mayor Iglesia del continente. No visitará tres países, hará una sola visita pastoral en tres demarcaciones geográficas. Avancemos algunas reflexiones en espera del resultado final.

1.- Francisco ha tenido presencia previa en la región en dos ocasiones: durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Brasil, evento cuya dimensión es universal para la Iglesia, donde mostró el talante de su pontificado y; en la beatificación de Monseñor Romero en San Salvador, Centroamérica, con la cual confirmó el camino de solidaridad en la misericordia como propio de la catolicidad en cualquier rincón del planeta.

2.- Francisco realiza su primer viaje propiamente latinoamericano en el momento de madurez de su pontificado. Decidió empezar por las periferias de la Patria Grande, en tres países que han sufrido a lo largo de su historia, como pocos, pobreza, marginación, violencia política y guerras internacionales que lastimaron su población y redujeron su geografía. En la lógica mundana, son países perdedores en la historia de las hegemonías; pero en los cuales la fe ha sido sostén invaluable para salir adelante. Por ser la periferia, representan el corazón de América Latina junto con Centroamérica. Como lo ha dicho Francisco en repetidas ocasiones, desde las periferias se ven mejor las cosas y desde ahí empiezan las grandes transformaciones de la historia. Obvio, no con la lógica política, sino con la mirada del Evangelio.

3.- Es poco probable que Francisco revele algo nuevo. Su proyecto de Iglesia es claro y está en continuidad con el Concilio Vaticano II y, predecesores en el pontificado, ahora propuesto desde su maduración latinoamericana a la Iglesia Universal, según su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium y su más reciente Encíclica Laudato Si. En otras palabras, el Papa realiza su visita apostólica acorde al ministerio de san Pedro: confirmará en la fe a sus hermanos, por ser ésta “fuente de fraternidad y solidaridad”, capaz de dar forma e identidad a los pueblos, concretamente al pueblo de Dios y; para ser “testigo de esta alegría del Evangelio y llevarles la ternura y la caricia de Dios […] a los que son víctimas de esta cultura del descarte […] para que el Evangelio llegue a las periferias más alejadas”. En suma, Francisco ha venido a América Latina para confirmar un modo de ser Iglesia ya en curso en la Patria Grande y otras latitudes de la catolicidad.

4.- En esta lógica, el itinerario del Papa durante esta ardua semana es muy revelador. Los mayores eventos litúrgicos tendrán lugar en lugares de profunda devoción e identidad popular como son los grandes santuarios, sea el de la Divina Misericordia en Ecuador o el Mariano de Caacupé en Paraguay; hará presencia entre enfermos, jóvenes, niños y ancianos como víctimas principales de la cultura del descarte; se reunirá con obispos, clérigos, religiosos, entre ellos jesuitas, laicos, movimientos católicos y representantes de la sociedad civil; más una significativa reunión con el cuerpo diplomático en Paraguay.

5.- No debe escapar a nuestra inquietud el hecho de que en Ecuador y Bolivia estén en curso procesos de transformación sociopolítica de gran calado, los cuales han incorporado a grandes sectores de la población —urbanos, campesinos e indígenas—, como nunca antes. Y si bien no gozan de la simpatía de “los poderosos de la tierra” a nivel internacional y nacional (por usar un término inequívocamente bíblico), están obteniendo resultados dignos de observación. Ciertamente, no son Venezuela.

Sin embargo, contra lo que se supone, son de muy diverso signo. El presidente Correa, de Ecuador, se ha declarado explícitamente inspirado en la tradición del catolicismo social de impronta latinoamericana; mientras, Evo Morales, de Bolivia, se ha mostrado afecto a un populismo que en materia religiosa pretende un retorno neopagano, más parecido al New Age indigenista, que a una reivindicación cultural, atacando a los católicos bolivianos, pero coqueteando con el Papa fuera de su país. Como suele suceder, muchos quieren a la Iglesia de su lado, pero bajo sus condiciones. De este asunto Francisco sabe mucho pues vivió la amarga experiencia peronista y conoce muy bien la latinoamericana. En este sentido, será interesante observar sus intercambios con sendos presidentes, así como su participación en el Segundo Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, en la capital boliviana, donde Evo Morales quiere ser el niño de la fiesta.

jorge.traslosheros@cisav.org
Twitter:
@jtraslos

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