«La fe se mezcla con la leche materna: experimentando el amor de los padres se siente cercano el amor de Dios», dijo el Papa Francisco en la multitudinaria Eucaristía que presidió en el Parque de Los Samanes de Guayaquil, Ecuador, la tarde de este lunes.

En la homilía, el papa Francisco reflexionó sobre el pasaje de las bodas de Caná. Al referirse a los versos que hablan sobre la intervención de María, cuando los novios ya no tenían más vino para la celebración, el Papa dijo que este fragmento del Evangelio revela la preocupación de su madre por el desarrollo de la fiesta de bodas.  María «No se ensimisma, no se enfrasca en su mundo, su amor la hace ser hacia los otros». «María es simplemente madre», dijo, «María es madre», expresión que hizo repetir a los fieles presentes.

El Pontífice invitó a pensar que en los actuales momentos el vino se compararía a las diferentes situaciones de la vida diaria, como puede ser la enfermedad, los problemas con la familia, la falta de trabajo, etc. Por esto aseguró que «Rezar siempre nos saca del perímetro de nuestros desvelos, nos hace trascender lo que nos duele, lo que nos agita o lo que nos falta a nosotros mismos y nos ayuda a ponernos en la piel de los otros, en sus zapatos» y añadió que la familia es una escuela donde se nos recuerda que nuestro prójimo vive bajo el mismo techo y comparte nuestra vida.

El Santo Padre recordó que en pocos meses la Iglesia celebra el Sínodo Ordinario de los Obispos que estará dedicado a la familia y a encontrar soluciones de los desafíos con los que encuentra la sociedad de hoy.

El Papa terminó animando a los más necesitados, «el mejor vino está por venir para cada persona que se arriesga al amor (…) Dios siempre se acerca a las periferias de los que se han quedado sin vino», y esto insiste se lo debemos susurrar a los desesperados o a los desenamorados.

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