«Pensar en la Iglesia sin maternidad es pensar en una asociación rígida, una asociación sin calor humano, huérfana» El Papa  Francisco lo ha dicho hoy durante la Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta – a la que también asistieron los cardenales del «del Consejo de los 9», reunido hasta mañana con el Papa en el Vaticano – comentando sobre el Evangelio de San Juan en la que morir Jesús dice a María: «Mujer, ¡ahí tienes a tu hijo! Luego dijo al discípulo: ¡He ahí a tu madre!».

«No se puede – dijo – pensar en María  sin pensarla como madre» y » “su maternidad se ensancha en la figura de aquel nuevo hijo, se ensancha a toda la Iglesia y a toda la humanidad”: “En este tiempo en el que, no sé si es el sentido principal, pero en el que hay un gran sentido en el mundo de orfandad, (es) un mundo huérfano, esta Palabra tiene gran importancia, la importancia de que Jesús nos dice: ‘No los dejo huérfanos, les doy una madre’. Y esto también es nuestro orgullo: tenemos una madre, una madre que está con nosotros, nos protege, que nos acompaña, que nos ayuda, también en los tiempos difíciles, en los momentos feos”.

Los monjes rusos, recordó, dijo que » “en los momentos de las turbulencias espirituales debemos ir debajo del manto de la Santa Madre de Dios” y de este modo, la madre “nos acoge y nos protege y cuida de nosotros”. Pero “esta maternidad de María – prosiguió afirmando el Papa  – podemos decir que va más allá de Ella, es contagiosa”. De la maternidad de María, viene una segunda maternidad, la “maternidad de la Iglesia”:

“La Iglesia es madre. Es nuestra ‘santa madre Iglesia, la que nos genera en el Bautismo, nos hace crecer en su comunidad y tiene esas actitudes de maternidad, mansedumbre, bondad: la Madre María y la madre Iglesia saben acariciar a sus hijos, dan ternura. Pensar en la Iglesia sin esta maternidad es pensar en una asociación rígida, una asociación sin calor humano, huérfana”

“La Iglesia es madre y nos recibe a todos nosotros como madre: María madre, la Iglesia madre”, una maternidad que “se expresa en las actitudes de humildad, de acogida, de comprensión, de bondad, de perdón y de ternura”: “Y donde hay maternidad y vida, hay vida, hay alegría, hay paz, se crece en paz. Cuando falta esta maternidad sólo queda la rigidez, aquella disciplina, y no se sabe sonreír. Una de las cosas más bellas y humanas es sonreír a un niño y hacerlo sonreír”. “Que el Señor  – concluyó el  Papa Francisco su homilía – nos haga sentir también  hoy cuando Él otra vez se ofrece al Padre por nosotros: ‘Hijo, ¡he aquí a tu madre!’”.

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