Por Juan Gaitán |

Ayer me reuní con una amiga que hace tres años que no veía. La conocí cuando ella tenía 14 años. Llegó, junto con su hermano cuate, al grupo juvenil parroquial que yo animaba.

Para su cumpleaños número 15, le escribí una carta (y otra a su hermano) que, con su permiso, comparto hoy porque me parece que muestra cómo, al trabajar en la Iglesia, no hay mejor motivación que amar profundamente a las personas, con sus propias historias y circunstancias.

El texto a continuación es casi igual al original a mano, con unas correcciones para que se comprenda mejor, y algunas omisiones propias del contexto. ¡Que la disfruten!

Aya:

¡Feliz cumpleaños! No todos los días se cumplen quince, así que hoy es especial.
Se me ocurrió como pequeño regalito escribirles esta carta, así que espero que le entiendas a mi letra (…).

Sabes, Yuki y tú son un regalo para mí. Cuando Fredy me dijo que había visto a dos chicos que irían por la tarde al grupo de jóvenes, pensé dos cosas:

Primero, “ojalá que les guste [el grupo juvenil]”, y lo segundo, “ojalá que sean buena onda”, jeje, y las dos cosas se cumplieron.

Quería que les gustara porque seguramente tú ya sabes que nada me causa más alegría que poder ayudar a que un joven se encuentre con Cristo, y así se dé cuenta de que Dios es quien plenifica nuestras vidas en medio de las dificultadas (me imagino que hoy, después de haber vuelto de la misión [de Semana Santa], estarás convencida de esto).

Pero también quería que ustedes fueran buena onda para que se pudieran integrar al grupo con los demás, porque la relación de una persona con Dios se vive siempre desde el compartir dentro de una comunidad, de una Iglesia.
Entonces, que ustedes sean parte del grupo de jóvenes y del de misiones, es una oportunidad que Dios les da para vivir y compartir su fe. Aprender a amar a Dios es aprender a amar a los demás, comenzando por los más cercanos a nosotros, y después con el resto de las personas que nos topamos durante la vida.

Bueno, ahora te cuento lo demás que viene en el sobre. Hay un rosario que yo hice, me quedó un poco chueco, pero lo hice con mucho cariño. La oración es uno de los regalos más grandes que Dios nos ofrece (…).

Lo otro es un poema, creo que lo escribí hace como dos años, pero de los que he hecho, es mi favorito. (…) Hay una parte que habla de algo así como tirarse de un precipicio, “y estar seguro de que el golpe no dolerá”. Algunas ocasiones así es la fe, confiar en Dios aunque parezca que estamos cayendo de un acantilado. Ojalá que te guste.

Aya, eres una niña bien linda. Nunca dejes de soñar en grande y de hacer las cosas que te gustan. Te espera toda una vida para hacer cosas increíbles, para disfrutar de lo que tienes, de quien eres, para amar mucho a tu mamá y a tu hermano, para dejarte amar por Dios.
Tú eres consciente, mejor que muchos jóvenes, de que la vida no es algo sencillo, pero sé que también sabes que es hermoso vivir

¡Que Dios te siga bendiciendo y feliz cumpleaños!

Juan

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