Por Juan GAITÁN| @FalsoConFalso

La euforia por el Año de la misericordia inaugurado por el Papa Francisco ha comenzado. Muchos recursos y materiales aparecerán en el transcurso de estos meses; por lo pronto, aquí 5 tips para comenzar con el pie derecho.

  1. Distingue la justicia de la misericordia

Justicia y misericordia son dos cosas distintas, pero ni la justicia anula la misericordia ni la misericordia anula la justicia. El reto está en aprender a vivir estos dos valores al estilo de Jesús. Pero eso sí: No hay que llamar «misericordia» a lo que se debe por justicia.

Por ejemplo, incorrecto sería que un cristiano llamara «acto de caridad» a construir una escuela en una comunidad de la sierra. ¿No es acaso algo que por justicia les corresponde a estas poblaciones?

  1. Vive misericordiando

«Miserando atque eligendo». Es el lema en latín del Papa Francisco. Se trata de la forma en la que Jesús eligió a Mateo, el publicano; pero es una expresión que no tiene traducción al español. Al Papa le gusta decirlo así: «Misericordiando y eligiéndolo », es decir, ejerciendo la misericordia. Así se sintió llamado él.

Este neologismo de Francisco no es fortuito, tiene su razón de ser. La misericordia, como se expresa en latín, cabe perfecto en la forma del gerundio: Es una acción que se está ejerciendo. No se trata de «amar», sino de «estar amando». Es decir: ¡Manos a la obra!

  1. Toma grandes decisiones impulsado por la misericordia

La misericordia es un valor, es la coronación del amor, también es un hábito, una virtud, una forma de vida. Por lo tanto, no sólo ha de movernos a pequeños gestos, sino también  ha de dirigir nuestro proyecto de vida. La misericordia debe ser impulso y razón de ser de las grandes decisiones que tomamos. Encontrarse con el rostro de Cristo en el hermano más pequeño es el inicio, ¡dejarlo todo para seguirlo es la consecuencia lógica para quien vive la misericordia!

  1. ¡Enójate!

“Se le acercó un leproso que, puesto de rodillas, le decía suplicante: «Si quieres, puedes limpiarme.» Encolerizado, extendió su mano, lo tocó y le dijo: «Quiero. Queda limpio.»” Mt 1, 40-41.

Algunas traducciones de la Biblia optan por decir «compadecido», otras por «encolerizado». Esto es porque el verbo griego original expresa ambos sentimientos. Si las situaciones de dolor y marginación no nos dan rabia, difícilmente nos acercaremos a hacer algo misericordioso por nuestros hermanos más pequeños.

El Premio Nobel de la paz 2014, Kailash Satyarthi, propone tres pasos: Enojo, idea (que ataque la situación inhumana) y acción.

  1. Reconoce la misericordia de Dios

Por último, hemos de reconocer que «todo lo bueno procede de Dios». ¡Quien reconoce cómo Dios ha sido misericordioso con él, es capaz de misericordear a lo grande!

 

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