El Papa Francisco dio inicio a lo que ha llamado «viernes de la misericordia», con una visita a una residencia de ancianos en la periferia de Roma. La iniciativa ya la había anunciado al inicio del Jubileo explicando que un viernes al mes habría cumplido una obra de misericordia.
Francisco, a quien acompañaba el arzobispo Rino Fisichella, encargado de la organización del Jubileo de la Misericordia, llegó poco después de las 16 a la Casa de Reposo Bruno Buozzi que acoge a 33 ancianos y habló con cada uno de ellos. Los huéspedes estaban tan alegres como sorprendidos porque la visita no había sido anunciada.
Antes de regresar al Vaticano el Papa estuvo en la Casa Iris donde viven seis enfermos en estado vegetativo, un centro que no está organizado como un hospital sino como un hogar donde los pacientes pueden ser asistidos por sus familiares.
»En particular -dice una nota de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- el Papa Francisco ha querido evidenciar contra la »cultura del descarte», la gran importancia y preciosidad de las personas ancianas, de los abuelos, y por otra el valor y la dignidad de la vida humana en todas las situaciones».
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