Por Francisco Xavier Sánchez

Es para mi motivo de gran alegría recibir dentro de pocos días al Papa Francisco en nuestro país. En primer lugar porque es el líder de nuestra iglesia católica y nos viene a anunciar la Palabra del Señor. Ya nos dice el profeta Isaías:“Que hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz y que trae buenas noticias, que anuncia la Salvación.” (Is. 52, 7). Y en México tenemos tanta necesidad de una voz creíble que nos anuncie justicia, paz y amor.

Considero que el Papa actual es uno de los más proféticos, libres y comprometidos con la búsqueda de la justicia, que hemos tenido en los últimos años. Tengo entendido que varios políticos mexicanos trataron de modificar la agenda papal para que no visitara ciertos lugares “inconvenientes políticamente”, pero él no aceptó. Es así que estará en puntos neurálgicos de nuestro país como: Ecatepec, Estado de México, municipio líder en feminicidios y violencia urbana. El presidente municipal de ese municipio fue precisamente el actual gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila. Un Municipio y un Estado marcado por la violencia, secuestros y alto grado de corrupción política y policial. En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, rendirá homenaje al gran defensor de los indígenas Mons. Samuel Ruíz. Un Estado (en el que yo nací) marcado por la injusticia social. Estado gobernado por un pelele político como es Manuel Velasco, copia mal hecha de EPN, “lo mismo pero más barato”. También estará en Morelia, Michoacán. Una de las zonas más candentes de la República Mexicana. Tierra gobernada por narcos coludidos con autoridades políticas. Y por último ha querido visitar Ciudad Juárez, Chihuahua, lugar que se ha hecho celebre por los feminicidios, explotación laboral y por el mal trata dado a los migrantes.

Su visita del 12 al 17 de Febrero me llena de esperanza. Estoy seguro que su mensaje será profético, de denuncia y esperanzador. Él no viene a quedar bien con nadie sino con Dios. A los políticos y empresarios corruptos, de los que abundan tanto en México (país en su mayoría todavía católico), les recordará la importancia de unir la justicia con la practica de la fe. A los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, nos recordará que debemos buscar una Iglesia pobre, que de testimonio y que se acerque más al pueblo. Y por último a la mayoría de fieles que lo verán y escucharán durante su estancia en nuestro país, seguramente les recordará que es importante salir de una fe somnolienta y sin compromiso social. Dos de los grandes males en nuestro país es la enajenación cultural y la apatía política que todavía existen en muchos mexicanos. La televisión mexicana, aliada a nuestra clase política, ha destruido valores cívicos y religiosos. Es por lo tanto regresar a la esencia del Evangelio: la búsqueda del Reino de Dios.

Bendito seas mi Señor por permitirnos tener a Francisco unos días entre nosotros.

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