FE Y RAZÓN | Por Luis-Fernando VALDÉS |
Nuevamente Francisco aprovechó el lavatorio de pies del Jueves Santo, para atraer la atención sobre una crisis social: ahora fueron los refugiados africanos en Europa. ¿El Papa utiliza los gestos religiosos para dar un mensaje político?
1. Los gestos de un hijo de migrantes. El Papa argentino es hijo de migrantes italianos, por eso, migrantes y refugiados siempre han estado en el corazón de sus preocupaciones. Desde el inicio de su Pontificado quiso estar cercano con los refugiados, que llegan por oleadas a Europa.
A las pocas semanas del inicio de su Pontificado, el 1 de julio de 2013, el Papa visitó la isla italiana de Lampedusa, lugar por el que acceden a Europa millares de migrantes en frágiles embarcaciones. Miles de ellos han perdido la vida en este paso del Mediterráneo.
El gesto del Papa fue dar a conocer esta triste realidad, porque el mundo parece no enterarse de este dolor. El Pontífice dijo en esa ocasión: “Miramos al hermano medio muerto tirado en la calle … y seguimos nuestro camino: ‘No depende de nosotros’.”
Y denunció con mucha fuerza: “Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, del compadecer, ‘padecer con’.” Y le dio un nombre a esta situación: “la globalización de la indiferencia”. Al terminar el viaje, consciente de que era transmitido por los medios internacionales, comentó: “Ya nadie puede decir que no ha visto”.
2. El dolor de los refugiados. Recientemente, alrededor de 30 mil refugiados y migrantes están aprisionados en Grecia esperando continuar su marcha hacia el norte de Europa; y muchos de ellos, en la frontera con Macedonia, sufren hambre y frío.
El Papa se refirió ellos la Audiencia general del pasado miércoles 23 de marzo. Recordó que estos migrantes y refugiados están “lejanos de su patria, en sus ojos las ruinas de sus casas y en el corazón el miedo y, lamentablemente, en varios casos, sienten el dolor de la perdida de sus seres queridos”.
Francisco, dejando de lado el discurso que llevaba preparado, dijo: “ellos están allí en la frontera porque tantos corazones y tantas puertas están cerradas. Los migrantes de hoy que sufren la intemperie y no pueden entrar… no sienten la acogida”.
3. Lavatorio de pies a refugiados africanos. Para tener un gesto más de solidaridad con los que han dejado sus países y vive como refugiados, el Papa decidió celebrar el Jueves Santo, en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo, ubicado a las afueras de Roma, donde lavó los pies a una voluntaria y once refugiados, entre ellos tres musulmanes y un hindú.
El significado de este gesto es religioso. Como ha dicho el Pontífice en otras ocasiones, no podemos amar a Jesús y adorarlo, y desentendernos de la carne del hermano que está al lado. Lo cristiano es dar acogida al necesitado; es lo opuesto a la “indiferencia”.
El Papa Francisco no habla de política, sino vive la religión. Como ha dicho constantemente, “tocamos la carne de Cristo” en los que sufren, en los enfermos, en los refugiados y migrantes. El Pontífice lleva a sus últimas consecuencias las palabras de Jesucristo (en Mateo 25): los favores que hacemos con los más necesitados, se los hemos hecho a Jesús mismo.
Con este gesto del lavatorio de pies a unos refugiados, el Papa nos recuerda que la vida cristiana consiste en amar a Dios y al prójimo como a uno mismo, especialmente si este próximo es una persona vulnerable, necesitada de ayuda. Francisco nos sigue abriendo los ojos para que descubramos a Dios en las personas que sufren estas crisis sociales, ¡y hagamos algo concreto por ellos!