Por Juan Gaitán | @FalsoConFalso │
Se acerca la Semana Santa y, con ella, los retiros de Cuaresma, las misiones y las Pascuas juveniles. En este tipo de eventos a muchos jóvenes se les pide dar una plática a su grupo… pero no se les dan las herramientas para hacerlo.
Por este motivo, comparto un breve esquema que nos puede sacar de apuros en cualquier momento. ¡Si conoces a algún joven que esté en este tipo de actividades, compártele este texto!
Esquema para planear una plática
Siendo coherentes con nuestra fe, lo primero que habría que hacer en cuanto nos piden una plática es llevar el tema a la oración. En internet es fácil encontrar citas bíblicas de cualquier tema. Habría que elegir una, darse un momento de silencio a solas, leer el texto y abrir un diálogo con Dios: ¿de qué va este tema?, ¿qué diría Dios acerca de este tema?
Enseguida, lo que se buscaría sería llenar el siguiente esquema:
Introducción à 3 ideas à Conclusión
Parece sencillo y lo es. Y es que una plática desordenada suele ser aburrida y confusa. Ahora bien, ¿qué hacer en cada uno de estos puntos?
Introducción: Conviene comenzar con un “caso” de interés. Con jóvenes sirven ejemplos de cosas que son comunes en Facebook o que son comunes en la escuela (por ejemplo: ¿han visto el meme que dice…? O ¿no les ha pasado que un profesor…?). Si es en una comunidad rural, puede comenzarse con un ejemplo sobre la cosecha, sobre los animales del campo, sobre los paisajes, etc.
Ideas: Si te piden una plática de 45 minutos o más, tres ideas parecerían no bastar, sin embargo, podemos “engrosar” cada idea con facilidad. Cada idea deberá contener: a) Una frase que exprese la idea, clara y concisa. b) Una explicación de la idea c) Ejemplos de aplicación en la vida cotidiana.
Se le puede decir a la audiencia claramente: “La plática de hoy gira en torno a tres ideas”.
¿No sabes qué poner en cada idea? Un tip sencillo: Que la primera sea sobre el pasado (referencia a Jesús, por ejemplo), la segunda sobre el presente (el modo como vivimos), la tercera sobre el futuro (cómo le gustaría a Dios que viviéramos el tema, cómo nos comprometemos, cómo sería ese tema en un mundo ideal y qué hacemos por alcanzar ese mundo ideal).
Además, en una de las tres ideas, se puede sumar: Una dinámica que explique esa idea, una conversación por parejas o tríadas, una lectura en fotocopias con preguntas para trabajar, etc.
Conclusión: La conclusión puede ser la repetición de las tres ideas preguntándoselas al público literalmente (“a ver, ¿cuáles son las tres ideas que compartimos hoy?), junto con un compromiso.
Si te es de utilidad, puedes llevarte impreso este esquema o anotarlo en un cuaderno y tenerlo como herramienta. Le puedes incluir o quitar según te convenga. ¡Que Dios bendiga tu labor misionera!
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