La persecución «es el pan cotidiano de la Iglesia. Jesús lo ha dicho. Nosotros, cuando hacemos un poco de turismo por Roma y vamos al Coliseo, pensamos que los mártires eran aquellos asesinados por los leones. Pero los mártires no fueron sólo aquellos allí, o aquellos otros. Son hombres y mujeres de todos los días: hoy, el día de Pascua, hace apenas tres semanas… Aquellos cristianos que festejaban la Pascua en Pakistán fueron martirizados precisamente porque festejaban a Cristo Resucitado. Y así la historia de la Iglesia va adelante con sus mártires». Lo dijo esta mañana el Papa Francisco durante la misa diaria en la casa Santa Marta.

El pontífice habló del martirio de Esteban según los Hechos de los Apóstoles: «esto desencadenó una cruel persecución anticristiana en Jerusalén, análoga a la que hoy sufre quien no es libre de profesar su fe en Jesús. pero hay otra persecución de la que no se habla tanto, una persecución disfrazada de cultura, disfrazada de modernidad, disfrazada de progreso».

Persecución, Francis dice: «Es una persecución – yo diría un poco irónicamente  – ‘educada’. Es cuando se persigue al hombre no por confesar el nombre de Cristo, sino por querer tener y manifestar los valores del Hijo de Dios. ¡Es una persecución contra Dios Creador en la persona de sus hijos! Y así vemos todos los días que las potencias hacen leyes que obligan a ir por este camino y una nación que no sigue estas leyes modernas, cultas o, al menos, que no quiere tenerlas en su legislación, es perseguida educadamente. Es la persecución que quita al hombre la libertad, ¡incluso de la objeción de conciencia!».

«Esta es la persecución del mundo» que «quita la libertad», y «Dios – dice el Papa – nos ha hecho libres» de dar testimonio del «Padre que nos creó y de Cristo que nos salvó». Y esta persecución, añade, «también tiene un jefe. Al jefe de la persecución ‘educada’, Jesús lo ha nombrado: el príncipe de este mundo. Y cuando las potencias quieren imponer actitudes, leyes contra la dignidad del Hijo de Dios, persiguen a estos y van contra Dios Creador. Es la gran apostasía. Así la vida de los cristianos va adelante con estas dos persecuciones. También el Señor nos ha prometido que no se alejará de nosotros. “¡Estén atentos, estén atentos! No caigan en el espíritu del mundo. ¡Estén atentos! Pero vayan adelante. Yo estaré con ustedes».

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