“Ustedes tienen buenas relaciones con los cristianos de otras confesiones y dan un auténtico testimonio de Cristo con su empeño concreto a favor de los más débiles y necesitados”: fueron palabras del Papa en el video mensaje enviado a los participantes de la “Katholikentag”, es decir, la Jornada de los católicos alemanes que comenzó este miércoles en Leipzig, Alemania. El congreso católico de fieles alemano-hablantes, con cadencia bienal, se desarrollará hasta el próximo 29 de mayo.
“¡He aquí el hombre!” es el lema de la Jornada de los católicos alemanes 2016. “Un lema – asegura el Papa en el video mensaje – que muestra de manera muy bella lo que cuenta: no es el hacer o el éxito exterior que cuenta, sino la capacidad de detenerse, de dirigir la mirada, de estar atentos al otro y de ofrecerle aquello que falta realmente”.
“Toda persona desea la comunión y la paz”- continúa el Pontífice – y “necesita de una convivencia pacífica, pero esto puede crecer sólo cuando construimos también la paz interior en nuestro corazón”.
El Santo Padre nota que “muchas personas viven con una prisa constante” y de este modo “arrasan todo lo que tienen en torno a sí mismos”. Por eso – prosigue – es necesario concederse más tiempo para recuperar la serena armonía con el mundo, con la creación y también con el Creador”.
Francisco subraya que a través de la contemplación y la oración tratamos de “lograr siempre más familiaridad con Dios”. Y asegura que “esta familiaridad con Dios” “anima también nuestra misericordia”. “Como ama el Padre, así aman los hijos. Así como es misericordioso Él, así también nosotros estamos llamados a ser misericordiosos”.
Y el Papa vuelve al lema “¡He aquí el hombre!” y de esta frase parte para remarcar cuántas veces “encontramos en la sociedad al hombre maltratado. Vemos cómo los otros juzgan el valor de su vida y lo solicitan, en la vejez y en la enfermedad, a morir pronto”. “Vemos – continúa – cómo son privados de su dignidad, porque no tienen trabajo o son prófugos”. Y en ellos – remarca – vemos a Jesús sufriente y martirizado”.
Finalmente, el Papa expresa el deseo de que se dé siempre más espacio en la vida a la voz de los pobres y de los oprimidos. E invita a implorar al Espíritu Santo para que “nos dé el coraje y la fuerza de ser testigos de aquella esperanza que es Dios para la humanidad”.