Por Gilberto Hernández García | editor|

El 4 de junio se conmemora el Día internacional de los niños víctimas inocentes de la agresión

Millones de niños  en todo el planeta son víctimas de diversas formas de agresión, que van desde el maltrato dentro del hogar, el bullyng en las escuelas, hasta el abuso sexual, la explotación laboral, o debido a su participación directa en conflictos bélicos como “niños soldados”. Muchos otros son sujetos de maltratos debido a que emigran solos o son desplazados por conflictos locales y finalmente refugiados en otros países.

De ahí la necesidad de conmemorar un día especial, donde se pueda reflexionar y decidir acciones concretas para terminar con todas estas situaciones inaceptables. Así fue como nació el Día internacional de los niños víctimas inocentes de la agresión, una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que data de 1982 y que se celebra cada 4 de junio.

La propuesta fue una reacción ante el gran número de niños palestinos y libaneses que han sido víctimas inocentes de los actos de agresión de Israel, así como una respuesta ante los más de 200 mil niños israelíes que, al ser obligados a participar en guerras, comprometen su desarrollo físico, psicológico y social. Sin embargo, hoy por hoy, esta conmemoración busca llamar la atención y terminar con la agresión que sufren los niños de todo el mundo.

La guerra de Siria: “no es lugar para los niños”

En diversas ocasiones el Papa Francisco ha lanzado urgentes llamados al mundo entero, a los dirigentes de las naciones, a los organismos de la sociedad civil  a todas las personas, creyentes o no, a proteger a los niños de cualquier agente agresor. Particularmente, el Santo Padre ha exhortado a volver la mirada a los millones de niños que sufren a consecuencia de las guerras o por el drama de la migración.

Pero el Papa ha focalizado un conflicto que ya dura más de cinco años: Siria. Según el reporte “No es lugar para niños. El impacto de cinco años de guerra en los niños sirios y en su infancia”, publicado por la UNICEF en marzo de este año, alrededor de 3 millones de niños menores de cinco años dentro de Siria y más 800 mil en países vecinos solo han conocido una vida marcada por la guerra.

El documento señala que los niños que han nacido en estos últimos cinco años nunca podrán conocer la Siria que sus padres recuerdan. “Las bombas han reducido a escombros escuelas, centros de salud y parques. Las calles donde deberían poder jugar están bloqueadas por puestos de control o plagadas de restos explosivos de guerra. Miles de escuelas y hospitales han cerrado sus puertas.

También sostiene que “enfermedades que se creían erradicadas han vuelto a aparecer. Sin trabajo y endeudados, los padres, ya no pueden permitirse ni los elementos esenciales para vivir. El suministro de agua en los vecindarios es, a menudo, inestable o está contaminado. En algunas partes de Siria, país que un día llegó a ser desarrollado y autosuficiente, los niños están muriendo por desnutrición aguda grave”.

La UNICEF dice que en los países vecinos de Siria, el número de refugiados actualmente es casi diez veces mayor que en 2012. La mitad de todos ellos son niños. Algunos vienen en coche. Otros caminan largas distancias durante días en busca de seguridad. “Desde que el conflicto comenzó en 2011, 15,525 niños no acompañados o separados de sus familias han cruzado las fronteras sirias. Más de 306, 000 niños sirios han nacido siendo refugiados”.

Oración de los niños por la paz en el Medio Oriente

En este contexto de guerra sostenida, el Papa Francisco ha recordado en el ángelus del domingo pasado que las comunidades cristianas de Siria estarían rezando por  la paz el 1° de junio y los protagonistas serían los niños.

Haciendo eco de este llamado, el obispo caldeo de Aleppo, presidente de la Cáritas de Siria, monseñor Antoine Audo declaró que “los niños son el corazón de este drama sirio. Es algo muy importante, el futuro de la cristiandad, de todas las Iglesias”.

El obispo sostuvo que no es casualidad que los niños sirios inviten a todos los niños del mundo a rezar con ellos: “Creo que los niños siguen siendo las personas más débiles en las sociedades: todas las violencias recaen en estos niños, no tienen con qué defenderse en esta situación de violencia. En este sentido, el corazón de Nuestro Señor ve en los niños el camino del Reino de Dios, el camino de la humildad, el camino que hace preguntas sobre el poder del mundo. El niño es una buena manera para hacer un llamado por la paz y por la reconciliación”.

En cuanto a la situación actual de los niños en Siria, el obispo dijo: «Los niños de Siria sufren mucho más que los dos millones que se quedaron sin escuela; los veo en las calles de Aleppo, mientras caminan sin zapatos, sin pan, sin posibilidad de tener dignidad… Usan a los niños de muchas maneras, para humillar, para hacer dinero…” Sin embargo, reconoció que los niños son la esperanza.

 

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