Por Fernando PASCUAL |

 

La democracia funciona correctamente cuando hay políticos honestos que buscan el bien de todos, sin exclusiones arbitrarias, sin favoritismos a grupos de poder, sin miedo a ir contra ideologías que promueven injusticias como el aborto de los hijos o pensiones insuficientes para los ancianos.

Basta, sin embargo, con un poco de observación para ver cómo algunos países que se consideran democráticos no viven según esos ideales. En esos países los partidos buscan mantenerse en el poder, aprueban leyes injustas, no apoyan a las familias, no ofrecen medidas concretas para el empleo, permiten e incluso financian el aborto.

En este tipo de situaciones un pueblo queda desamparado. Quienes deberían trabajar por la justicia no lo hacen. Quienes tendrían que tutelar la convivencia y la igualdad prefieren observar las encuestas y conquistar unos asientos más en el parlamento, a costa del daño que hacen al bien común y a las personas más vulnerables.

En este tipo de situaciones, solo una sana pasión colectiva podría unir a las mentes y los corazones de la gente común para actuar. No con violencia, pero sí con medidas concretas y firmes para defender los derechos de todos, para promover la unidad por encima de separatismos egoístas, para defender a los trabajadores y los pensionistas, para apoyar a las madres en dificultad.

No es un sueño imaginar que un día se desate esa bondad interior que muchos llevan dentro pero que han silenciado para evitarse problemas, encadenados por el miedo a las represalias de los poderosos. Las “revoluciones buenas” inician cuando un grupo de valientes reconocen los derechos fundamentales de los más indefensos y se deciden a tutelarlos a pesar de las mentiras y las maniobras de las élites corrompidas.

Entonces un pueblo desamparado escuchará la voz y las propuestas de hombres y mujeres decididos a defender los principios fundamentales para una sana convivencia. Y muchos comenzarán a sacudir su modorra y sus miedos para iniciar un cambio que deje de lado a políticos corruptos y demagógicos, y promueva la llegada al poder de quienes buscan la verdadera justicia para todos.

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