Por Diana R. García Bayardo | Leyendo entre líneas se descubre una postura preocupante en los que ostentan cargos públicos federales, sin importar a qué partido político pertenezcan: que, a pesar de los insultos, amenazas y prácticas de Donald Trump, México siga dependiendo de Estados Unidos.

El consenso de los especialistas en economía sostiene que la dependencia económica de México con Estados Unidos le es adversa, pues no le permite crecer como debería.

¿SIMBIOSIS O PARASITISMO?

Las dos naciones viven en una relación de aparente simbiosis (asociación de dos organismos distintos para beneficiarse mutuamente). México necesita empleos, y esto lo ha obtenido principalmente de EU al tenerlo  desde hace más de cien años como su principal inversionista. A su vez, EU, al abrir sus fábricas en territorio mexicano, obtiene mano de obra barata, lo que le permite vender sus productos por todo el mundo a precios competitivos. Igual obtiene  allá también obra barata, gracias a la presencia de los migrantes mexicanos; y muchos de ellos tienen pequeños comercios (alrededor de 570 mil), que contribuyen al enriquecimiento estadounidense al generar anualmente unos  17 mil millones de dólares.

Pero la relación México-EU tiene en realidad muchos elementos de parasitismo (cuando un organismo vive a expensas de otro, perjudicándolo). Donald Trump afirmó durante su campaña hacia la presidencia: «México se está aprovechando de nosotros»; «México ha… ganado mucho gracias a la estupidez de Estados Unidos». Así, el parásito pareciera ser México; sin embargo, es más bien lo contrario.

Desde que inició entre ambas naciones el Tratado de Libre Comercio, era ya evidente la desigualdad y, por tanto, el dominio que la rica e industrializada tendría sobre la pobre y en vías de desarrollo.

Con el TLC aumentaron  los empleos en México, sí, pero con sueldos raquíticos que no le permiten a los ciudadanos salir del círculo de la pobreza y, por tanto, tampoco a la patria. Y se sigue apostando a traer empresas extranjeras —por eso dolió tanto la cancelación de la planta de Ford Motors que iba a abrirse en San Luis Potosí—, con lo que se crea una dependencia económica eterna.

CÓMO SE APROVECHA EU DE MÉXICO

El doctor Alfredo Jalife Rahme, especialista en relaciones internacionales, economía y geopolítica, ya afirmaba en 2013 que  «a México ya lo absorbieron, eso es obvio,  a un proyecto geoeconómico de los Estados Unidos, que se encuentra en serios problemas económicos»;  y que, de hecho, México sería su salvación.

Entre las causas de esto, destacaba que en México aún «hay grandes reservas de petróleo, que no tiene ya Estados Unidos», por eso allá han dejado de hablar de la «seguridad energética de Estados Unidos» y ahora hablan de la «seguridad energética de América del Norte».

«De facto, se están apropiando del gas de Canadá… y de las reservas de las aguas profundas de México, que no son nada desdeñables, y, sobre todo del gas shale, del que somos la tercera potencia mundial».

PARA LIBRARSE DE EU

A Estados Unidos no le conviene el alejamiento comercial con México; pero a México sí, apuntando hacia otros mercados internacionales. Tiene tratados de libre comercio con más de 40 países a los cuales puede dirigir sus exportaciones, en lugar de seguir centrando las cuatro quintas partes en EU.

Otra cosa que la nación mexicana puede y debe hacer ante las embestidas de Trump es voltear  hacia el mercado doméstico, abandonando la cerrada visión de la globalización, según la cual los países deben dejar de producir un poco de todo (autosuficiencia) para producir para ellos y los demás  sólo aquello en que sean más competitivos.

La pregunta es: ¿México y sus gobernantes están dispuestos a hacer estos cambios? ¿O prefieren seguir, como hasta ahora, dependientes de EU y sumisos a todos su caprichos? Por desgracia, la respuesta parece más orientada a lo segundo.

TODO SIGUE IGUAL

Sin importar el cargo ni el partido político, las posturas de los funcionarios permiten leer entre líneas que no hay verdaderas intenciones de cambio.

El senador del PRD Miguel Barbosa dedicó recientemente, en su cuenta de Facebook, un son jarocho a Donald Trump, en el que se dice que si éste «construye un… muro, nosotros nos vamos por abajo».

Es que no hay planes realistas, por parte de los poderes Legislativo o Ejecutivo, para lograr que los mexicanos ya no se vean en la necesidad a migrar al país del norte. Parece que los políticos connacionales no trabajarán por cambiar el panorama mientras se pueda vivir a expensas de las remesas enviadas por los paisanos, que  a veces han superado  los ingresos de divisas por la exportación de petróleo.

MÉXICO NO QUIERE CORTAR EL CORDÓN

Respecto a la relación comercial de México con EU, Raymundo Tenorio, director de las carreras de Economía de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, opina:

«Mal haríamos en no aprovechar las ventajas geográficas. Envolvernos en la bandera nacionalista es un exageración».

México no quiere cortar el cordón umbilical que lo une a Estados Unidos. Y tampoco el sistema económico al que se adhirió desde los años 90, basado en la globalización. Por eso, mientras Trump habla de aranceles y otros impuestos a productos mexicanos, el poder Ejecutivo de acá, en este sexenio en manos del PRI,  sólo atina a decir que seguirá abogando por la vigencia del TLC; al parecer no se le ha ocurrido aún ninguna alternativa decente ante las afectaciones que México va a recibir de los estadounidenses.

QUE SÓLO EN VIDEGARAY HAY ESPERANZA

Hasta ahora, la «mejor» idea del gobierno mexicano en este conflicto ha sido colocar a Luis Videgaray como secretario de Relaciones Exteriores.

Curiosamente, la senadora del PAN Gabriela Cuevas, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, salió en defensa de dicha designación, diciendo respecto de componer la relación con EU:  «Si Videgaray no puede, no sé quién pueda».

Mas el nuevo canciller también ya ha dado muestras de que el gobierno federal no prevé ningún cambio en la relación entre ambos países. A pesar de las constantes y públicas groserías de Trump contra  México, Videgaray no tuvo mejor idea que proclamar reciente y públicamente —para congraciarse con EU sin importar que con ello ofende al ya muy ofendido pueblo mexicano—, que Donald Trump es un hombre «extraordinariamente amable».

Permanecerá, pues, el servilismo de siempre, acompañado del clásico discurso demagógico al que México está acostumbrado.

MENSAJES CONTRADICTORIOS

«Vamos a negociar con una gran seguridad en nosotros mismos, sin miedo… Vamos a negociar con inteligencia y sentido práctico… para defender los intereses de México y los mexicanos».

(LUIS VIDEGARAY)

«Ante el cambio de gobierno en  Estados Unidos…la instrucción al secretario Videgaray es… establecer una relación de trabajo constructiva… que nos permita fortalecer los vínculos bilaterales en materia de seguridad, migración, comercio e inversión… sin menoscabo de nuestra soberanía».

(ENRIQUE PEÑA NIETO)

«México va a actuar como lo ha hecho a lo largo de su historia diplomática».

(LUIS VIDEGARAY)

«La experiencia del doctor Videgaray como secretario de Hacienda y Crédito Público, habiendo coordinado los trabajos de México en el G-20 y, junto con el vicepresidente de los Estados Unidos, el diálogo económico de alto nivel entre México  y Estados Unidos, son base fundamental para su nueva encomienda» [como secretario de Relaciones Exteriores].

(ENRIQUE PEÑA NIETO)

«Vengo a aprender… Yo no conozco la secretaría de Relaciones Exteriores más que como se puede conocer de fuera. No soy diplomático».

(LUIS VIDEGARAY)

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