Gilberto Hernández García |

“Ningún pueblo es criminal o narcotraficante o violento”; es lo que ha dicho el Papa Francisco en un mensaje enviado a los participantes en la Cumbre de Movimientos Populares de Estados Unidos, en clara alusión a la política antiinmigrante del presidente Donald Trump.

El  Papa se refirió a la estigmatización que sufren algunos pueblos o culturas: “ningún pueblo es criminal y ninguna religión es terrorista. No existe el terrorismo cristiano, no existe el terrorismo judío y no existe el terrorismo islámico”. Y recordó que muchas veces “se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Hay personas fundamentalistas y violentas en todos los Pueblos y religiones que, además, se fortalecen con las generalizaciones intolerantes, se alimentan del odio y la xenofobia”.

Las palabras del Papa resultan significativas en este tiempo si se toma en cuenta que el actual Presidente de los Estados Unidos basó su campaña presidencial en la estigmatización de los mexicanos acusándolos de “narcotraficantes y violentos”, y una vez en el poder firmó una orden ejecutiva para cerrar la migración a todas las personas provenientes de siete países musulmanes, además de amenazar con cortar fondos a las ciudades estadounidenses que protegen a los inmigrantes indocumentados.

Así las cosas, exhortó a los diferentes organismos de la sociedad civil y a los movimientos populares a generar una energía positiva que atraviese los “muros de la exclusión, la indiferencia, el racismo y la intolerancia”.

Sanar las heridas sociales

Francisco, quien basó su mensaje en la parábola del Buen Samaritano, constató la crisis del sistema imperante que causa “enormes sufrimientos” a la familia humana, atacando la dignidad de las personas y la “casa común” para sostener “la tiranía invisible del dinero que sólo garantiza los privilegios de unos pocos”. Las heridas de ese sistema económico –dijo el Papa- “han sido criminalmente desatendidas”.

El Papa instó a advertir los “signos de los tiempos” y actuar, sin quedarse paralizados por el miedo ni aprisionados en el conflicto. Sostuvo que uno de los grandes peligros del tiempo actual es “negar al prójimo” y así, sin darse cuenta, negarse a uno mismo y a la humanidad. “Esa es la deshumanización”, alertó.

Según el Santo Padre, en la sociedad globalizada existe un “estilo elegante de mirar para otro lado” que se practica todos los días y que, disfrazado de lo “políticamente correcto” o de las “modas ideológicas”, mira a quien sufre sin tocarlo, lo televisa en directo, incluso adopta un discurso en apariencia tolerante y repleto de eufemismos, pero no hace nada sistemático para sanar las heridas sociales ni enfrentar las estructuras que dejan a tantos hermanos tirados en el camino.

“Se trata de una estafa moral que, tarde o temprano, queda al descubierto, como un espejismo que se disipa. Los heridos están ahí, son una realidad. El desempleo es real, la violencia es real, la corrupción es real, la crisis de identidad es real, el vaciamiento de las democracias es real. La gangrena de un sistema no se puede maquillar eternamente porque, tarde o temprano, el hedor se siente y, cuando ya no puede negarse, surge del mismo poder que ha generado este estado de cosas la manipulación del miedo, la inseguridad, la bronca, incluso la justa indignación de la gente, transfiriendo la responsabilidad de todos los males a un ‘no prójimo’”, señaló.

“Jesús nos enseña otro camino. No clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, si tienes esa capacidad de sufrir con el otro”, concluyó.

Movimientos sociales y comunidades de fe

El Primer Encuentro de Movimientos Populares de los Estados Unidos se celebró del 6 al 19 de febrero en Modesto, California y recibió a cerca de 700 delegados provenientes de 12 países. La reunión, organizada por la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos para el Desarrollo Humano y por la Red Nacional PICO (personas mejorando sus comunidades a través de la organización), tuvo como objetivo profundizar las relaciones entre los movimientos de base y las comunidades de fe, según informaron los convocantes.

El Encuentro ha querido dar seguimiento a las cumbres mundiales llevadas a cabo en el Vaticano en octubre de 2014 y noviembre de 2016, además de aquella de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en julio de 2015. Durante las diferentes jornadas se debatieron y reflexionaron cuestiones relacionadas con el racismo, la migración, el acceso al trabajo y la justicia ambiental.

 

 

 

 

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