Por Fernando PASCUAL |

Las ideologías se construyen sobre mentiras o medias verdades repetidas una y mil veces, hasta que poco a poco son aceptadas por quienes encuentran en ellas modos fáciles de interpretar la realidad.

Por eso lo mejor para vencer y destruir una ideología es observar atentamente esa misma realidad. Si se trata de pensar en el pasado, a través de un serio estudio de los hechos. Si queremos comprender el presente, hay que salir a la calle, mirar, escuchar, ir a fondo.

Parece sencillo, y en verdad lo es, aunque algunos viven muy a gusto en el falso confort que ofrecen las ideologías, en las simplificaciones de un titular periodístico o en la foto que gira y gira con un pedazo, muchas veces reductivo, de los hechos.

La realidad, gracias a Dios, resiste a las mentiras y a las manipulaciones. Los que viven engañados, tarde o temprano, abrirán los ojos. Mejor temprano, para evitar tantos y tantos daños que son fruto de ideologías malsanas.

Frente al racismo antinatural, frente a nacionalismos rabiosos, frente a los defensores de abortos que destruyen vidas humanas, frente a falsos liberales que apagan la libertad con sus malas propuestas económicas, basta con pensar en serio y mirar a fondo.

Entonces un panorama no fácil, pero real, estará disponible a las mentes y a los corazones. Surgirán reflexiones fecundas y un modo maravilloso de afrontar cada situación: desde la verdad.

Millones de seres humanos viven engañados por ideologías de todo tipo. Estimularles y acompañarles para que las venzan y miren las cosas como son será una de las mejores ayudas que podamos ofrecerles. Para su propio bien y para el bien de un mundo necesitado de verdades iluminadoras, las únicas que permiten avanzar hacia la justicia y la paz.

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