«Proteger el agua como un bien común, valorizando también su significado cultural y religioso». Es la advertencia que el Papa Francisco hizo hoy durante la audiencia general, en el día en que se celebra el Día Mundial del Agua, establecido hace 25 años por las Naciones Unidas. El Papa hizo saludos a los participantes en la conferencia sobre el tema: “Watershed: Replenishing Water Values for a Thirsty World”, promovido por el Consejo Pontificio para la Cultura y el Capítulo Argentino del Club de Roma, animado, agregó, el «esfuerzo en la educación, con propuestas dirigidas a los niños y jóvenes».

En sus saludos a los italianos, también, Francisco, dirigiéndose a los participantes en la reunión de directores de Migrantes les anima a «continuar con los esfuerzos para la acogida y la hospitalidad de las personas desplazadas y los refugiados, apoyando su integración, teniendo en cuenta los derechos y deberes recíprocos de los que aceptan y los que son aceptados». «Esa de los migrantes – ha vuelto a afirmar – es la mayor tragedia desde la Segunda Guerra Mundial».

Anteriormente, en su discurso ante 20 mil personas presentes en la plaza de San Pedro para la audiencia general, continuando el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana que ha centrado la atención en la Palabra de Dios que «alimenta una esperanza que se traduce concretamente en el compartir, en el servicio recíproco. Porque incluso quien es “fuerte” se encuentra antes o después con la experiencia de la fragilidad y de la necesidad de la consolación de los demás; y viceversa en la debilidad se puede siempre ofrecer una sonrisa o una mano al hermano en dificultad.» Para dar fuerza, de hecho, está Jesús y «todos tenemos necesidad de ser cargados en los hombros del Buen Pastor y de sentirse envuelto por su mirada tierna y solícita.»

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