Acabemos con el comercio de armas. Podemos hacerlo. Y es urgente que lo hagamos. El mundo no necesita mercaderes de la muerte que se enriquecen con las guerras. Necesita paz. Pidamos con el Papa por ella.
“Es una absurda contradicción hablar de paz, negociar la paz y, al mismo tiempo, promover o permitir el comercio de armas.
Esta guerra de allá, esta otra de allí, ¿es de verdad una guerra por problemas o es una guerra comercial para vender estas armas en el comercio ilegal y para que se enriquezcan los mercaderes de la muerte?
Acabemos con esta situación. Pidamos todos juntos por los responsables de las naciones, para que se comprometan con decisión a poner fin al comercio de las armas, que causa tantas víctimas inocentes”.