Los apóstoles Pedro y Pablo, cuya solemnidad se celebra hoy en Roma, muestran el camino en la vida de los apóstoles: ‘su fe, confesada y anunciada, fue luego coronada con la prueba suprema del martirio.”

En su reflexión antes de la oración del Ángelus, el Papa Francisco quiso recordar también las dos dimensiones de la vida del cristiano y del apóstol: anunciar la fe, vivir el martirio.

En referencia a las lecturas del día (Hechos 12: 1-11 y 2 Timoteo 4, 6-8.17-18), Francisco señala que en ambas se habla de «liberación»: Pedro fue liberado de la prisión, «salvado milagrosamente y así puede llevar a cabo su misión evangelizadora, primero, en la Tierra Santa y luego en Roma, poniendo toda su energía al servicio de la comunidad cristiana».

«También Pablo experimentó la hostilidades, de las cuales fue liberado por el Señor. Enviado por el Resucitado a muchas ciudades donde la población era pagana, él encontró fuertes resistencias tanto de parte de sus correligionarios como de parte de las autoridades civiles.»

«Estas dos “liberaciones”, de Pedro y de Pablo, revelan el camino en común de los dos Apóstoles, que fueron enviados por Jesús a anunciar el Evangelio en ambientes difíciles y en ciertos casos hostiles.

Ambos, con sus acontecimientos personales y eclesiales, demuestran y nos dicen a nosotros, hoy, que el Señor está siempre a nuestro lado, camina con nosotros, no nos abandona jamás. Especialmente en el momento de la prueba, Dios nos extiende la mano, viene en nuestra ayuda y nos libera de las amenazas de los enemigos. Pero recordémonos que nuestro verdadero enemigo es el pecado, y el Maligno que nos empuja a ello. Cuando nos reconciliamos con Dios, especialmente en el Sacramento de la Penitencia, recibiendo la gracia del perdón, somos liberados de los vínculos del mal y aliviados del peso de nuestros errores. Así podemos continuar nuestro camino como gozosos anunciadores y testigos del Evangelio, demostrando que nosotros en primer lugar hemos recibido misericordia.»

Después de la oración mariana, Francisco saludó a diferentes grupos de peregrinos, incluyendo representantes de Indonesia y Qatar. Recordó que esta mañana, en la plaza, ha celebrado la Eucaristia con los cinco cardenales creados en el Consistorio de ayer, entre los cuales está el nuevo cardenal de Laos, Louis-Marie Ling Mangkhanekhoun, vicario apostólico de Paksé. Además, el Papa bendijo los palios de los arzobispos metropolitanos nombrados en el último año, de diferentes países, entre ellos Vietnam. «Renuevo – dijo el Papa – mis saludos y buenos deseos para ellos y para todos los que los han acompañado en esta peregrinación. Les animo a continuar su misión con alegría al servicio del Evangelio, en comunión con toda la Iglesia».

Francisco también ha dirigido un saludo a los miembros de la delegación llegada a Roma para participar en la celebración de los dos patronos «en nombre del Patriarca Ecuménico, el querido hermano Bartolomé. También esta presencia es un signo de los lazos de hermandad entre nuestras Iglesias».

El Papa también propuso un aplauso especial a todos los fieles de Roma, hoy en la fiesta por los dos patrones.

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