AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |

Según los ex consejeros de la Casa Blanca Derek Chollet y Julie Smith, Zimbabue estuvo presente en la cumbre “G20” que reunió, hace pocos días, en Hamburgo, los veinte países más ricos del mundo. El dictador Mugabe de Zimbabue, quien ha convertido su país en uno de los más pobres del mundo, desde luego, no atracó en el puerto alemán. Pero, según Chollet y Smith, para entender las extrañas decisiones de Donald Trump, hay que compararlo con un “hombre fuerte” como Robert Mugabe y no con un presidente americano como James Madison.

Trump estuvo aislado en la cumbre del G7 en Sicilia, en mayo, pero ya no tan aislado en la cumbre del G20, a principios de julio. En Hamburgo pudo, por lo menos, hablar con otro “hombre fuerte” como Vladimir Putin, justo cuando todos los otros hablaban sobre el cambio climático.

En una carta a Angela Merkel con ocasión de la cumbre en su ciudad natal, el Papa Francisco había recordado a los líderes del mundo que los Acuerdos de París sobre el cambio climático deben ser respetados. Sabemos, sin embargo, que Trump dio la espalda a estos acuerdos como dio la espalda a esta parte de la agenda del G20.

“19 contra Trump” tituló el prestigioso semanario “Die Zeit” de Hamburgo, para comentar la declaración final conjunta o no tan conjunta de la cumbre. Respecto a esta declaración final, Merkel había explicado que donde no había consenso se debe reflejar el disenso. Pero que ella estaba muy feliz porque todos menos uno se habían puesto de acuerdo y consideran que el tratado de París es “irreversible”.

Como buena anfitriona, Merkel alabó inclusive el encuentro privado entre Trump y Putin que los dos celebraron mientras todos los otros trabajaban en fortalecer el consenso alrededor de la responsabilidad de los ricos por el planeta que es de ricos y pobres. De esta manera, Hamburgo fue sede del primer encuentro entre los dos líderes y, según Merkel, “hay problemas que solamente Estados Unidos y Rusia pueden resolver”.

La cumbre de Hamburgo se cerró a pocas semanas de las elecciones generales en Alemania y en medio de actos de extrema violencia de grupos de extrema izquierda. El bochornoso teatro de la violencia callejera agregó un impacto mediático a la cumbre que, de otra manera y a pesar de tanta presencia de jefes de gobierno, hubiera resultado bastante aburrida. Hasta las fotos emblemáticas de un Donald Trump solitario en medio del grupo de líderes ya resultan aburridas.

Para su campaña electoral, Angela Merkel se lleva un trofeo de la cumbre G20 en su Hamburgo natal: contra la violencia de la izquierda y la malcriadez de una derecha fracasada al estilo de Trump, ella se levanta como la creadora de equilibrios y consensos globales.

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