AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF |

Por favor, no confunda la FARC con las FARC. El pasado 1ro de septiembre se fundó, en Bogotá, un partido político llamado “Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común”. Su líder Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, fue el tercer y último comandante en jefe de la guerrilla llamada “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia”.

El pasado 8 de septiembre, coincidiendo con la visita del Papa a Colombia, Timochenko publicó una carta a Francisco que, entre otras bellezas, dice: “Cumplimos el acto de contrición indispensable para reconocer nuestros errores y pedir perdón a todos los hombres y mujeres que de algún modo fueron víctimas de nuestra acción.” Vade retro satana.

Este acto de fariseísmo político merece el profundo rechazo de los católicos de Colombia, de Latinoamérica y del mundo. No puede existir abuso peor del lenguaje espiritual de la misericordia y del perdón y de la buena disposición de Francisco que esta desvergonzada hipocresía.

¿Por qué el partido se llama FARC si los hechos violentos de las FARC merecen contrición y perdón? El mismo nombre de la organización desdice la mentirosa carta dirigida al Santo Padre. Este partido no miente, este partido es una mentira.

¿Por qué el nuevo partido no conservó la mejor parte de su antiguo nombre que era “de Colombia”? ¿Por qué ahora se llama “del Común”? Por que su misión es dividir. Presenta a los colombianos la farsa de pedir perdón, reconciliación y paz, pero con su mismísimo nombre ya expresa claramente que busca el poder para gobernar en contra de una buena parte de los colombianos.

Pido perdón a mis lectores. Mi pedido en la primera línea de esta columna es falso y rectifico: por favor, confunda la FARC con las FARC. Son una misma cosa. No significan paz, sino guerra. Abusan de la autoridad del Papa quien, en son de paz, visitó la patria colombiana. El Papa no tiene las armas para defenderse contra la violación de su mensaje de paz. Es responsabilidad de los laicos católicos rechazar las FARC/FARC con fuerza y convicción.

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