Por Fernando PASCUAL |

Un niño con los ojos vendados y arrastrado por los soldados. Un político que hace una mueca incomprensible en un debate. Un trabajador que llora tras ser despedido.

Las fotos símbolo llama la atención. Suscitan emociones. Representan situaciones importantes del pasado o del presente.

Sin embargo, una foto símbolo nunca puede describir realidades complejas ni momentos centrales en la vida de las personas y de los pueblos.

Por eso, antes de copiar y divulgar continuamente fotos símbolo, necesitamos buscar y difundir análisis que permitan conocer mejor la realidad.

Solo análisis serios, que sepan ver los múltiples aspectos de las situaciones humanas, permiten asomarnos mejor a los hechos y penetrar en las penas y alegrías de sus protagonistas.

Ciertamente, las fotos símbolo llegan más en profundidad que listas de datos bien articulados. Pero esos datos permiten entender mejor causas y efectos, y ayudan a reconocer que son muchos los afectados por acontecimientos decisivos.

Empieza a circular por internet la foto de un policía que llora entre sus compañeros. Detrás de esa imagen hay una historia de conflictos promovidos por activistas ideológicos que aprovechan graves errores políticos.

Esa imagen, como tantas otras, será de ayuda si nos hace buscar, con ahínco, responsabilidades de situaciones difíciles, y caminos concretos que permitan construir la convivencia desde la justicia y desde diálogos llevados adelante con respeto a la verdad y en la búsqueda sincera del bien común.

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