Por Felipe MONROY |
Aún sin tener una hipótesis clara sobre las motivaciones que originaron los dos incidentes con artefactos explosivos hechizos dentro de iglesias de Matamoros, la diócesis tamaulipeca presidida por el obispo Eugenio Lira Rugarcía, manifestó una “preocupación profunda” por estos eventos y llamó a las autoridades y a la ciudadanía a trabajar por una comunidad donde sea posible una vida en paz.
“Los fieles y la ciudadanía en general tienen derecho a un ambiente seguro, tanto en sus hogares, como en los lugares de reunión”, expresó el obispo Lira a través de un comunicado de prensa donde manifiesta su inquietud por las detonaciones que sucedieron, la semana pasada en la Catedral diocesana y en la iglesia de San Antonio de Padua, ambas en la ciudad de Matamoros: “Lo que inicialmente parecía un incidente aislado, toma un nuevo giro, preocupándonos profundamente”.
El sacerdote Alan Camargo, vocero de la diócesis, expresó en entrevista que las autoridades periciales aún no concluyen las investigaciones sobre el origen de ambos artefactos explosivos ni del presunto (o presuntos) responsables de estos actos: “No se han tenido aún hipótesis, ni teorías, ni resultados de los peritos o los expertos. A ellos les corresponde informar a ciencia cierta qué tipo de artefacto era. De manera coloquial se dice que fueron artefactos explosivos caseros; pero habrá que esperar los resultados de las investigaciones para conocer el móvil o la intencionalidad de estos actos”. Con todo, Camargo explica que todas las actividades de la iglesia tamaulipeca se desarrollan en completa normalidad: “Aquí continúa la vida, y la vida religiosa en normalidad”. Ni las actividades en la Catedral ni en el templo de San Antonio se han visto interrumpidas.
Por lo pronto, el vocero explica que el sentimiento general es sólo de extrañeza: “A la fecha no hay claridad de hipótesis, no hay indicios, ni recados”. Camargo destaca que la actitud de la feligresía en general ha sido solidaria y que la asistencia a los templos no se ha reducido; una actitud positiva pues, para Camargo, Tamaulipas es “una región donde tenemos una situación con tendencia a la psicosis y a la mal información”. El sacerdote lamentó que en ciertos medios de comunicación como en las redes sociales se expresaran “opiniones infundadas” sobre los incidentes.
El primer incidente sucedió el jueves 1 de marzo a las 9:00 de la mañana en el interior de la Catedral de Matamoros; según el obispo Eugenio Lira: “fue dejada caer una botella de ácido que causó un pequeño estallido; el cual no ocasionó, gracias a Dios, daño alguno sobre ninguna persona, ni para el mismo templo”.
El segundo tuvo lugar en la parroquia de San Antonio de Padua, colonia Treviño Zapata, el domingo 4 de marzo durante la misa de niños. En este segundo caso, las autoridades recabaron varios testimonios de los feligreses y las videograbaciones de seguridad: “En el video se ve a la persona que ingresa. Se ve la sombra algo borrosa pues las cámaras están sin la definición necesaria; pero se ve la persona que ingresa, deja el artefacto bajo la banca, por cierto, en un lugar retirado donde no puede dañar a nadie ni a ningún objeto; y finalmente se va”.
En este segundo caso, testimoniales de parroquianos afirman haber reconocido a un hombre con gorra y ropa negras que manipuló el artefacto explosivo con guantes; tras la detonación y tras verificar que no había ningún daño, la ceremonia continuó con cierta normalidad.
El obispo Eugenio Lira instruyó a sus sacerdotes y a la feligresía en general a seguir fortaleciendo la presencia de los fieles en los templos, que las parroquias continúen mejorando su seguridad. Además de las cámaras de seguridad, el personal de la parroquia (secretaría, sacristán, etcétera) debe estar más alerta de los movimientos y de bultos extraños que pudieran olvidar los fieles. El obispo ya había adelantado que en el estado se trabaja en el diseño e implementación de un programa integral denominado: “Iglesia segura para todos”. El programa comprende una serie de medidas para los ocho municipios de la diócesis para que el clero, fieles y autoridades locales sepan cómo actuar en casos de contingencia sean de tipo natural o, como en estos casos, que ponen en riesgo la seguridad de la feligresía. Y es que la violencia es un tema de constante preocupación para autoridades mexicanas y hasta del extranjero que, incluso han recomendado a sus ciudadanos a evitar viajar a Reynosa y Matamoros, la zona fronteriza en la que se asienta esta diócesis.