Salvadoreño de nacimiento y ordenado sacerdote en Honduras, ahora de misión en México, nos comparte la razón de estar en redes sociales.

Por @ChuchoPicón

El padre Francisco Samuel Bonilla Amaya, mejor conocido como Padre Sam en las redes sociales, cuenta que son muchos los testimonios de conversión que se han dado al ver sus videos; los mismos conversos le escriben y es por eso que se entera. Ellos se sienten atraídos a la gracia de Dios y a la fe católica después de verlo en las redes sociales; también en algunos casos, ante situaciones extremas como intentos de suicidio, y otros que se sienten desesperados por los problemas de la vida, encuentran paz ante las reflexiones que Padre Sam prepara en los videos y audios.

Padre Sam recuerda que ya de misión en México algo que lo motivó a continuar con su labor y evangelización en redes sociales y que lo cambió por completo fue el testimonio de conversión de un sicario, al cual conoció cuando fue a confesarse con él. El sacerdote misionero recuerda cómo llego el sicario: con un rostro desfigurado por la vida de pecado y muerte; desesperado, confundido; pero fue sorprendente la luz de la misericordia de Dios en sus ojos y rostro cuando recibió la absolución. Padre Sam reconoce que Dios hace grandes milagros con el sacramento de la Confesión.

Padre Sam continua relatando que el sicario se paró y dio unos pasos, pero regreso a él y le preguntó sobre la legitima defensa: “¿Cuándo sí puedo matar?”. El padre Samuel le dio día y hora para que fuera a verlo y ahí le explicaría a detalle el tema: cuándo es lícito y legítimo matar. El sicario dudó, y regateó el día y la hora pidiendo cambio; pero el sacerdote le explicó que sólo ese día y hora tenía espacio en su agenda, pues es mucha la gente que lo busca para  dirección espiritual.

El sicario llegó puntal a su cita el día y a la hora agendada. Ahí escuchó atento la explicación de Padre Sam sobre la legítima defensa, y al concluir el sicario le dijo: “Usted, padrecito, me caía muy mal; mi madre lo escucha todos los días y ve sus videos y reflexiones, ya me tenía ‘hasta la madre’. Mi mamacita siempre me decía que lo escuchara a usted; ‘pinche padrecito’, yo decía, y hasta lo quería ‘madrear’. Pero vea; un día, en mi desesperación, en la vida loca que llevo, y ante la insistencia de mi madre, me puse a ver uno de sus videos. Ahí algo me pasó, sentí algo, sentí la necesidad de venir con usted y pedirle perdón a Dios de rodillas; ese día usted me confesó. Hoy, Padre Sam, a esta hora que usted me citó para venir, tenía todo listo para matar y masacrar a mi rival, ya tenía todo listo: gente, armas, vehículos para masacrar a mi enemigo; y, mire, aquí estoy, por mi madre y sus videos. Dios me salvó de cometer otro crimen o que me mataran”.

Después de llorar, el padre Samuel Bonilla lo abrazó, y ahí comprendió que su misión en las redes sociales es necesaria y urgente; no se sabe quién está del otro lado del teléfono o la computadora, necesitando urgentemente la ayuda, el auxilio y la misericordia de Dios.

Padre Sam agradece a Dios el botón de plata de YouTube, el premio que pocos alcanzan en esta red social y que sólo lo han ganado los YouTubers como la Yuya, el Escorpión Dorado o el Werever Tomorrow. El sacerdote expresa que consagra este premio y se lo ofrece al Sagrado Corazón de Jesús, y le da todo el mérito a sus más de cien colaboradores que lo ayudan en Facebook, Twitter, Instagram, y YouTube. Reconoce que el mérito es para todo su equipo y que el sólo es un pequeño instrumento de Dios.

 

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