Jon Carlo nació en República Dominicana y su adolescencia la vivió en el Bronx, en New York; hoy su música cristiana católica se puede escuchar en todo el mundo. El Despertador pudo estar cerca de él después de uno de sus conciertos, y esto es lo que nos compartió:

(Chucho Picón)

En su adolescencia Jon Carlo fue vendedor de drogas y líder en el Bronx, Nueva York; fue buen peleador callejero: nadie le ganaba; ahí le apodaban «el Piña» por golpeador y peleonero. Estuvo preso en la cárcel a los 16 años por acuchillar a sus rivales. Recuerda que su papá no podía comprarle ropa de marca y que no le gustaba la que su familia le podía dar, y fue por ese motivo que él empezó a ganar dinero en las calles vendiendo drogas.

Jon Carlo tenía muchos amigos en el barrio neoyorquino, pero a unos los mataron, otros terminaron en la cárcel, y otros más siguen sentados en el mismo lugar, en la misma calle, envejeciendo sin hacer nada.

Después de un tiempo en la cárcel, donde empezó su conversión, regresó con su familia y se entregó a Dios:

«Yo me entregué a Dios porque mi padre me invitó a un retiro; mi padre me ofreció dinero para que yo fuera.

«Lloré en ese retiro porque me arrepentí de todo lo que había hecho, de todo el daño y sufrimiento que les causé a mis padres y a los demás. Ahí comprendí que la conversión no es algo mágico, es una decisión de cambiar; y dejé entrar a Dios en mi vida y su amor me transformó. Yo después de eso sentí que alguien me amaba, y ese alguien era Dios. Regresé a la escuela y ahí empecé a regalar rosarios de plástico; todos decían que estaba loco; en la calle, en el barrio, empecé a hablar de Dios a todos; veían que iba a Misa con mi guitarra, pero nadie me creía porque yo antes vendía droga y era peleonero y había hecho cosas feas. Seis años de tratar de convencerlos de que había cambiado, pero no me creían nada.

«Un día, en invierno, una señora anciana iba cargando unas bolsas del  súper y caminaba con dificultad; yo corrí a ayudarla y le llevé sus bolsas hasta el piso de un edificio donde ella vivía; mis amigos me dijeron: ‘Ahora sí te creemos que cambiaste, por que la ayudaste pero no le robaste el bolso’».

Para concluir le preguntamos a Jon Carlo sobre el poder de la música católica, y cómo ella puede cambiar las situaciones de violencia, vicios y problemas; le preguntamos cómo su música nos puede ayudar en nuestra vida diaria:

«He podido experimentar  a lo largo de estos años que la música tiene un poder increíble, es capaz de llevar a Dios, y Dios hace los milagros. Hay que creer en lo que cantamos, hay que creerle al Dios que mencionamos en las canciones, hay que creer que Dios puede hacer todo posible; pero tú también tienes que luchar con tu ejemplo de cristiano y poder convencer a otros. Para vencer los vicios es necesario orar y ayunar, reconocer que uno está mal; cuando uno reconoce que está mal, comienza el milagro».

Los consejos de Jon Carlo:

Imitar a Jesús en todas las tareas de la vida; debemos de tener a Jesús en el centro.

Dar ejemplo de vida en nuestras familias; a nuestra familia no la podemos engañar, ella nos conoce muy bien.

Nunca perder la humildad y tener momentos intensos de oración.

No fijarnos en los aplausos; sí emocionarnos, pero los aplausos son don de Dios y para Dios.

Comenzar en casa haciendo las cosas bien; el servicio en tu iglesia, afuera, no te excluye de tu servicio y atención en tu casa y familia, pues tienes un deber primero en tu iglesia doméstica. Después de lograr todo en familia, hay que salir.

Publicado en El Despertador Hispano

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