«Den gracias al Señor por su misericordia y por sus maravillas… Él hizo de los ríos un desierto, y de los oasis, una tierra estéril; transformó el suelo fértil en una salina… Convirtió el desierto en un lago, y la tierra reseca en un oasis» (Salmo 107, 31-35)
Dios estableció que el destino climático del planeta esté sometido a radicales fluctaciones, alternando glaciaciones con calentamientos.
Las glaciaciones son los períodos en los que la temperatura de la Tierra disminuye, extendiéndose los hielos de los casquetes polares y de las cumbres de las montañas, lo que da lugar a la formación de los glaciares.
Edad de Hielo o Glaciación Wurm es el nombre de la más reciente, que comenzó hace unos 110 mil años y concluyó hacia el 10 mil antes de Cristo, siendo la primera que tuvo que enfrentar el ser humano, y a la que sobrevivió sin tecnología.
Holoceno es el período interglaciar en el que actualmente se encuentra la Tierra. El derretimiento de los glaciares incrementó en 35 metros el nivel del mar en sus primeros 6 mil años, y desde hace tres milenios sigue aumentando año con año. El calentamiento favoreció el abandono del estilo de vida nómada, dando lugar al desarrollo de las grandes civilizaciones y la agricultura.
Óptimo Climático es el nombre dado a períodos con las más estables y favorables condición del clima para el desarrollo social. En el Óptimo Climático del Holoceno el clima mundial era hasta 2 °C más cálido que hoy. El Óptimo Climático Medieval es el más reciente que se ha tenido, abarcando del siglo X al XIV, también con temperatura media superior a la actual. En períodos de Óptimo Climático hay lluvias abundantes y regulares pero no torrenciales, lo que favorece el desarrollo; la civilización maya, por ejemplo, alcanzó su esplendor en uno de ellos.
Un enfriamiento suele seguir a un Óptimo Climático, presentándose sequías, lo que altera el orden social. La civilización maya colapsó tras ocho décadas de sequía, lo que afectó las cosechas y produjo hambruna.
Otras civilizaciones también se han visto afectadas o han sabido aprovechar políticamente las fluctuaciones entre enfriamientos y calentamientos globales; ahí está la caída del imperio romano, las invasiones vikingas o las hordas de mongoles, y la expansión islámica en Occidente.
La Pequeña Edad de Hielo es el enfriamiento que comenzó en el siglo XIV y acabó a mediados del XIX. Como siempre sucede en estos casos, causó la desaparición de muchas especies animales y vegetales, disminuyeron las lluvias, se produjeron migraciones en busca de tierras cálidas o al menos cultivables o con animales para cazar, y los glaciares bloquearon el curso de los ríos, con lo que el aporte de agua a los mares bajó y el nivel de éstos disminuyó.
«Siglo Maldito» se le llama en particular al siglo XVII a causa de sus catástrofes climáticas por la Pequeña Edad de Hielo. No sólo se registraron las temperaturas más bajas en mil años, sino también terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas y el fenómeno de El Niño. Todo trajo consecuencias sociopolíticas, que acabaron por disminuir la población mundial por enfermedades, guerras y mala alimentación.
El más reciente calentamiento inició a mediados del siglo XIX, con sus naturales altibajos, aunque no existían los vehículos automotores, ni se quemaba petróleo, ni se deforestaba la selva para alimentar al ganado o sembrar. La mayor subida de temperatura en el siglo XX tuvo lugar en los años 40; esto lo explica la astrofísica, que registra que cuando la actividad solar es mínima el planeta se enfría, y que cuando la actividad solar es alta el planeta se calienta.
Teoría del Calentamiento de origen humano. En 1896 el científico sueco Arrhenius lanzó la teoría de que la quema de combustibles fósiles acelera el calentamiento de la Tierra. En 1988 la ONU estableció el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) para frenar el calentamiento, y se han lanzado iniciativas como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París.
«Climategate» se llamó al escándalo surgido en 2009, cuando un pirata informático filtró miles de correos electrónicos y documentos de la Unidad de Investigación Climática (CRU) que revelaban la falsificación de temperaturas para favorecer la hipótesis del calentamiento global provocado por el hombre. Luego el presidente del IPCC hubo de admitir que el registro de temperaturas de la CRU no mostraba ningún calentamiento de la Tierra desde hacía dos décadas.
Es tarea de todos cuidar el medio ambiente, independientemente de cuándo sí hay y cuándo no hay «calentamiento global», término que actualmente ha sido sustituido por «cambio climático» dado que en los últimos 5 años se han registrado las temperaturas más bajas; el récord mínimo mundial tuvo lugar el pasado 4 de julio de 2018, en la Antártida, con una temperatura de 98.6 º C bajo cero. Tanto el calentamiento como el enfriamiento global tiene grandes repercusiones sociales.
TEMA DE LA SEMANA: PREPARADOS PARA ACTUAR A FAVOR DE LA JUSTICIA CLIMÁTICA
Publicado en la edición impresa de El Observador del 6 de enero de 2019 No.1226