En los años ochenta condenas a pedófilos en la iglesia «eran casi imposibles», escribió el Papa emérito en un documento de 18 páginas, para publicar en el periódico alemán Klerusblatt, «habiendo contactado al Secretario de Estado del Vaticano, cardenal (Pietro) Parolin, y al mismo Papa Francisco»
Por Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia en El Observador
Benedicto XVI, seis años después de su renuncia (11 de febrero de 2013) vuelve a escribir un documento público, como emérito, y aseguró, en el prefacio, que ya no es «directamente responsable» de la Iglesia y que consultó a su sucesor, el Papa Francisco, antes de publicar su reflexión escrita en alemán, sobre los abusos sexuales y sus propuestas para «una adecuada respuesta» eclesial.
En el texto, dividido en tres partes, que será publicado en el diario Klerusblatt, anticipado en inglés por el diario italiano Il Corriere della Sera, el Papa emérito se sumó en la distancia a los aportes del encuentro anti abusos organizado en el Vaticano (21-24 de febrero 2019) tras «las chocantes revelaciones del abuso clerical».
Garantismo excesivo, pasando por encima de las víctimas
El asunto de la pedofilia, recordó, no fue agudo sino «hasta la segunda mitad de la década de 1980». Los obispos estadounidenses buscaban cambios en la ley canónica, «había un problema fundamental en la percepción de la ley penal. Solo el llamado garantismo (una especie de proteccionismo procesal) era considerado como «conciliar». Esto significa que se tenía que garantizar, por encima de todo, los derechos del acusado hasta el punto en que se excluyera del todo cualquier tipo de condena», reveló Benedicto XVI.
«Su derecho a la defensa usando el garantismo se extendió a tal punto que las condenas eran casi imposibles».
Colapso moral y Revolución sexual
La crisis que aún golpea a la iglesia, sugiere Benedicto XVI, fue producto de una laxitud moral que invadió a Occidente, y no solo a la iglesia, en los años sesenta, la Revolución de 1968 que luchó por una «libertad sexual total».
Contó que en esos años, la violencia causó un colapso. «De hecho, las cintas sexuales ya no se permitían en los aviones porque podían generar violencia en la pequeña comunidad de pasajeros». Además, «parte de la fisionomía de la Revolución del 68 fue que la pedofilia también se diagnosticó como permitida y apropiada».
«Se puede decir que en los 20 años entre 1960 y 1980, los estándares vinculantes hasta entonces respecto a la sexualidad colapsaron completamente, y surgió una nueva normalidad».
Problemas en los seminarios y homosexualidad
En la segunda parte, sobre las reacciones eclesiales iniciales, indicó otras evidencias de ese proceso de «disolución del concepto cristiano de moralidad» que debió tener un efecto en los distintos miembros de la Iglesia.
Respecto a la vida sacerdotal, así como la de los seminarios, destacó de particular interés «el problema de la preparación», que también preocupa al Papa Francisco y quedó de manifiesto en la pasada reunión anti abusos en el Vaticano.
El Papa emérito escribió que «hay de hecho una descomposición de amplio alcance en cuanto a la forma previa de preparación». Y citó algunos ejemplos: «En varios seminarios se establecieron grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente, con lo que cambiaron significativamente el clima que se vivía en ellos».
También rememoró que «el criterio para la selección y designación de obispos también había cambiado luego del Concilio Vaticano II; la relación de los obispos con sus seminarios también era muy diferente».
El proceso penal
Benedicto XVI confirma que las diócesis y la Santa Sede se ven sobrepasados en el proceso penal. Por ello, dijo haber formulado «un nivel mínimo de procedimientos penales y dejamos abierta la posibilidad de que la misma Santa Sede asuma el juicio allí donde la diócesis o la administración metropolitana no pueden hacerlo».
En cada caso, indicó las medidas referidas al juicio revisadas «por la Congregación para la Doctrina de la Fe para garantizar los derechos del acusado. Finalmente, en la feria cuarta (N. del T. la asamblea de los miembros de la Congregación) establecimos una instancia de apelación para proporcionar la posibilidad de apelar».
¿Qué se debe hacer?
Entonces, ¿Qué se debe hacer? «Solo la obediencia y el amor por nuestro Señor Jesucristo pueden indicarnos el camino, así que primero tratemos de entender nuevamente y desde adentro (de nosotros mismos) lo que el Señor quiere y ha querido con nosotros», pues se requiere, primero que nada, «la renovación de la fe en la realidad de que Jesucristo se nos es dado en el Santísimo Sacramento».
¿Por qué la pedofilia llegó a tales proporciones?
«¿Por qué la pedofilia llegó a tales proporciones? Al final de cuentas, la razón es la ausencia de Dios», sostiene. Al final de una clave esperanzadora: «La Iglesia de Dios también existe hoy, y hoy es ese mismo instrumento a través del cual Dios nos salva».
Al final de sus reflexiones, agradeció al Papa Francisco «por todo lo que hace para mostrarnos siempre la luz de Dios que no ha desaparecido, incluso hoy».
Publicado en la edición impresa de El Observador del 21 de abril de 2019 No.1241