La beatificación de Conchita Cabrera de Armida, una mística mexicana originaria de San Luis Potosí y madre de nueve hijos, tendrá lugar el próximo sábado, 4 de mayo de 2019 en la Basílica de Guadalupe a las 12:00 del mediodía y estará abierto al público. También se podrá observar en canales católicos como María Visión y El Sembrador.

Declarada venerable el 20 de diciembre de 1999, el milagro realizado por su intercesión y que ha permitido que en 2019 pueda tener lugar su beatificación ocurrió en 2008, en Monterrey, Nuevo León.

EL CALVARIO DE JORGE

Jorge Guillermo Treviño, originario de Monterrey, Nuevo León, nació en 1960 y se casó en 1984.

Después de haber sido un hombre completamente sano, comenzó a enfermar: en 1986 le dio una severa gastritis y, en 1989, hipertensión arterial. En 1993, a la edad de 33 años y a pesar del estricto cuidado médico, no sólo siguió con los males que ya tenía sino que inexplicablemente creció en estatura 14 centímetros, lo que vino acompañado de otros problemas: contracturas musculares, adormecimiento de las extremidades, calambres, esguinces en los ligamentos de las piernas, desmayos, debilidad general, espasmos cardiacos y sudoración excesiva.

De 1996 a 2004 estos cuadros se fueron haciendo cada vez más frecuentes e intensos, hasta que a partir de agosto de 2005 se hicieron permanentes.

Se fue paralizando más intensamente de su lado izquierdo, y no había nada que le quitara el dolor.

Se le hicieron dos cirugías a la altura del cuello, en 2005 y en 2007, respectivamente, para tratar los discos cervicales que tenía dañados, pero las dos fallaron en proporcionarle mejoría.

Para enero de 2008 Jorge Treviño ya estaba en silla de ruedas. En febrero de 2008 una amiga de la familia les obsequió una estampa con la foto de Conchita Cabrera de Armida y una pequeña biografía, además les habló de un lugar de oración: la casa de los Misioneros del Espíritu Santo en Jesús María, San Luis Potosí, lugar de donde era originaria la venerable Conchita.

A Jorge le impactó la mirada de Conchita, y desde que recibió la estampa comenzó a pedirle a la mística mexicana su intercesión ante Dios para recuperar su salud. Luego viajó con su esposa hasta aquella casa de retiro, y contó a los presentes cuál era su situación. Ahí le impusieron las manos y pidieron por intercesión de la venerable Conchita que, si era la voluntad de Dios, le concediera la salud a Jorge.

Él y su esposa regresaron a Monterrey el sábado 17 de mayo, pero el llegó muy grave, con un derrame que casi le quitó la vista, y la presión arterial y la glucosa muy altas, además de sus síntomas consuetudinarios. Fue hospitalizado de inmediato.

Después de pruebas y medicamentos, los médicos no lograron bajarle ni la presión ni la glucosa, por lo que decidieron probar un tratamiento con toxina botulínica. Jorge accedió, y ésta iba a aplicarse con anestesia general el 24 de mayo.

OCURRE EL MILAGRO

Sin embargo, dos días antes, la tarde del 22 de mayo de 2008, cuando Jorge, con la estampa de Conchita sobre su pecho, estaba dormido en su habitación del hospital, abrió su mano izquierda, cosa que hacía años que no podía hacer. Aún dormido, comenzó a mover manos, brazos y piernas, estirándose, y en su rostro ya no se reflejaba el dolor de tantos años.

Despertó antes de medianoche de ese mismo día completamente curado.

LO QUE SUCEDIÓ DURANTE EL SUEÑO

Esto experimentó Jorge Treviño en el sueño, cuando fue curado:

«Estuve con Conchita, la vi muy cerquita, como a 30 centímetros de distancia; yo lloraba y le pedía que me escuchara; entonces se me acercó y me dijo: ‘¿Me buscabas? ¿Qué me quieres pedir?’, y yo le dije: ‘¡Ya no quiero ver sufrir a mi esposa y a mis hijos; por favor, ayúdame!’. Ella me dijo: ‘Vamos a rezar’, y comenzó a rezar el Padrenuestro, pero yo, llorando la interrumpí diciendo: ‘¡Ya no aguanto más; no quiero ver sufrir a mi esposa y a mis hijos!’. En ese momento ella me dijo: ‘Hazme un favor: haz tu comunión diaria y pide por los sacerdotes’. Y continuó rezando el Padrenuestro y el Avemaría. Después me acarició y entonces fue que traté de tocarla, pero en ese momento desapareció».

Redacción

TEMA DE LA SEMANA: CONCHITA CABRERA: «¡DIOS MÍO, TU MÉXICO!»

Publicado en la edición impresa de El Observador del 28 de abril de 2019 No.1242

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