Por Alejandra Hoyos

Hace unas semanas una amiga me pidió un consejo para su hija Mila, de cinco años; que por accidente vio un video en el celular que la asustó mucho.

Salía una botarga disfrazada de mosquito, de una campaña contra el dengue. No se quería quedar sola en ningún momento, no quería caminar ni subir las escaleras si no la acompañaban. Aunque sus papás hablaron con ella y le dijeron que la casa era segura, que ellos estaban ahí para cuidarla; por varios días siguió con mucho miedo.

Lo que yo le recomendé fue que utilizara la imaginación y el arte para ayudar a su hija a validar y expresar su emoción. ¿Cómo? Le di una serie de pasos para lograrlo:

Primero, que dibuje su miedo y que en voz alta diga qué es lo que le dio miedo. A qué le teme. En este caso, dibujó al mosco.

Después, que haga otro dibujo, ahora de una forma que no le cause miedo. En el ejemplo del mosco: ¿qué pasaría si tuviera otro color?, ¿si estuviera lleno de brillantina?, ¿si fuera más pequeño? Cualquier pregunta que ayudara a imaginar el objeto que causó miedo, de una manera distinta.

Al final, le sugerí que le propusiera crear un objeto o personaje para defenderse y sentirse segura, por si de nuevo aparecía el miedo.

Los niños resuelven, a través de la imaginación y del juego libre, de manera mucho más efectiva que si sólo hablamos con ellos. Mi amiga me contó, conmovida, que su hija le dio las gracias por haberla ayudado a vencer su miedo. Hicieron una varita mágica que le encantó y decidió romper el dibujo del mosco feo. Mientras lo hizo le decía: «Ya no te quiero volver a ver, miedo. ¡Vete!» Decidió tirarlo a la basura y así se quedó más tranquila.

Es importante validar las emociones de los pequeños; como parte natural del ser humano. Además, para que vayan entendiendo las emociones, es importante experimentarlas, como menciona Bisquerra en su libro El universo de las emociones.

El miedo es una de las galaxias negativas principales que propone Bisquerra; una emoción que se experimenta ante un peligro real e inminente en la que sientes en riesgo tu salud, tu vida o la de tus seres queridos. Dentro de la galaxia del miedo hay distintas formas de nombrar esa emoción que tienen que ver con la intensidad de lo que se siente: temor, terror, horror, pánico, pavor, susto, espanto. El miedo se puede llegar a confundir con la ansiedad, según Bisquerra. Mientras el miedo tiene que ver con un peligro real, la ansiedad se experimenta ante un riesgo imaginario. Es decir, una amenaza posible pero poco probable.

El miedo que sintió la pequeña Mila, tiene que ver más con la ansiedad; sin embargo, a esa edad, los niños realmente viven su sentimiento como real. Ella sentía pánico al recordar la imagen del mosco. Es importante cuidar a qué tipo de videos e imágenes están expuestos nuestros hijos, que realmente vean cosas adecuadas para su edad.

Cuando algo les ha causado temor, lo primero que hay que hacer es dar contención a través de un abrazo. Después, recomiendo usar la imaginación como recurso para que los niños puedan afrontar y cambiar la percepción de eso que les causa temor.

De esta manera validas y reconoces el miedo que siente tu hija o tu hijo. Además, le muestras que existen formas de expresar y reducir la intensidad de esta emoción. También los cuentos son otra herramienta para ayudar a los niños a identificar y expresar sus emociones.

Artículo complete y más Información en: www.nidoysombra.com

Publicado en la edición impresa de El Observador del 15 de septiembre de 2019 No.1262

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