Elena De Tellitu ha tenido la oportunidad de estar en la televisión como actriz y conductora y ha ganado la experiencia necesaria para ver la vida desde otra perspectiva, para enderezar el camino. Y después de estar 26 años en el mundo artístico tuvo un encuentro con Cristo y formó la organización «Tranquila Corazón», para apoyar a otras mujeres en el reforzamiento de su fe
Por Chucho Picón
Elena, compártenos un poco de tu historia personal.
▶ Vengo de una Familia de Monterrey, Nuevo León. Mis padres, que en paz descansen, se separaron. Ahora que soy madre entiendo que los padres no somos perfectos, pero hay que hacerle ver a los hijos que estamos aprendiendo, que nos vean como seres humanos además de un padre. Ahora entiendo la importancia de dejarse guiar y dejarse guiar por Dios.
De pronto vino la carrera artística a mi vida, donde me enamoro porque tenía un vacío, un vacío de un papá poco presente. Iba a cumplir veinte años cuando nace mi hijo. Éramos dos buenos muchachos con un corazón limpio, nos casamos únicamente por el civil y estuvimos juntos casi catorce años, aunque nos hacía falta aprender cosas por separado. Y viene un divorcio civil.
Hoy por hoy digo que «para el mundo soy divorciada, para Dios soy soltera». Vas a prendiendo a conocer lo que es el verdadero amor junto con Dios y esa enseñanza de que todo es a su tiempo. Y qué bendición de hacer las cosas a lo tonto, para que el día de mañana tenga un buen hombre para poder llegar al altar, siendo conscientes, estando despiertos en la fe y sabiendo que se está invitando a Cristo, al amor verdadero.
Soy madre de un hijo de 25 años recién graduado de la universidad. Ocasionalmente voy las universidades y les digo que no tengan miedo a casarse. Les comento que tengo veintiséis años desempleada, pues vivo por fe ya que los artistas ni tenemos certeza de nada, pero tenemos fe y Dios nunca nos deja solos.
Mucho se habla de que en el mundo del espectáculo y televisión hay drogas y sexo ¿Realmente eso es cierto? ¿Cómo es ese mundo?
▶ Claro que se experimenta en el mundo artístico, pero también se experimenta en todos lados, si tienes firmes tus valores siempre caminarás por el camino del bien. Por supuesto que aquí viene una parte que no existe en otros ámbitos, que es la necesidad de reconocimiento donde muchos son capaces de hacer lo que sea, hasta no cobrar, por salir en la televisión.
Hay un límite de donde puedes y hasta donde estás dispuesta a hacer cosas. Entonces tienes que creer en ti y en que hay alguien viviendo dentro de ti, que ha puesto virtudes y talentos donde te la tienes que jugar y creer ciegamente, donde hay una necedad santa, es decir, no es como ellos quieren sino como Dios manda.
¿Cuál ha sido el momento más difícil de tu vida?
▶ Creo que es un momento muy lindo, pero definitivamente de rodillas, cuando Dios me encontró en una búsqueda fuerte, donde «algo» me pedía un antes y un después. Fíjate cómo digo un «algo», porque yo no sabía cómo llamarlo. Hoy sé que es como el medio tiempo del partido, cuando te encuentras con tu coach y te dice: «Ok, mi niña, ¿ya saliste al primer tiempo del partido?».
Estaba a punto de llegar a mis 40 años y ahí es donde siento que Dios me sienta y me dice: «Vamos a platicar. Viene el segundo tiempo del partido, hazlo de nuevo, pero hazlo mejor porque vas al segundo tiempo y ya no hay tercero, el tercero es la vida eterna y esa hay que ganársela». Yo no tenía claro que la vida eterna hay que ganársela.
Creo que eso fue lo difícil, porque era una cosa tan clara dentro de mí, de dejar la comodidad, de salir de la barca, cerrar los ojos con fe sin ver nada y confiar en lo que tenía para mí, y eso es algo que aún voy descubriendo. Ahora voy aprendiendo que ha sido una aventura, pero en ese momento, por supuesto, era una noche oscura, siendo un momento de crisis, sin mis padres y con un hijo que tenía que sacar adelante, donde Dios me estaba pidiendo dejar todo para seguirlo.
¿Y tú momento de quiebre?
▶ Dice la palabra de Dios: «Si me buscas con todo tu corazón, me encontrarás». Eso antes no lo sabía y tampoco sabía que lo estaba buscando, pero lo hacía porque no me podía conformar con lo que este mundo me ofrecía y no había quien me hablara de mi fe. Oí hablar de la cábala, que es como el antiguo testamento pero muy básico, y comencé a asistir a congregaciones cristianas. Me encontraba en una búsqueda de Cristo y lo único que yo sabía es que salía de esas congregaciones con un alivio en el alma. Después mi fe católica me lo confirma, siempre lo he escuchado en la Iglesia católica: «Una palabra tuya bastará para sanar mi alma». Leía la palabra de Cristo pero sentía que algo me faltaba y el Espíritu Santo me lleva a la Eucaristía, a mi Iglesia católica, y fue donde comprendí que no es necesario cambiarse de iglesia cuando no hemos entendido lo que es nuestra Iglesia católica. Me enamoré totalmente y la Eucaristía se volvió mi fortaleza.
Es padre alcanzar ciertas cosas y éxitos en este mundo, pero no hay mejor crecimiento personal que la santidad. Todos queremos ser mejores y estamos llamados a la santidad.
¿Cómo estás viviendo tu fe?
▶ La vivo intensamente, pienso y después Dios me lo confirma. Tibio, nada; frío o caliente, o estás o no estás. Soy una persona dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo y a veces no te das cuenta de lo que estás hablando, pero simplemente es una convicción. Soy una mujer de convicciones firmes y sé que esto me ha cerrado puertas, pero si estás en búsqueda de la verdad, después ya no te vas a conformar. Y comencé a enamorarme de ese Hombre que sabía que había dado la vida por mí.
Por iniciativa del Espíritu Santo, hace diez años formamos «Tranquila Corazón» y soy la presidenta de esta organización. En «Tranquila Corazón» profundizamos acerca de nuestra fe, siendo parte de la nueva evangelización. Sin importar la edad y sin pena hay que volver a profundizar para voltear a ver a quién más nos ama para no andar mendigando amor.
¿Crees en la castidad?
▶ Por supuesto, estoy viviendo una etapa hermosa de mi vida en una relación donde tengo un año de noviazgo. Estoy comprometida y para mí era importante compartir mi vida con un hombre de fe.
https://www.facebook.com/tranquilacorazon.org/
Publicado en la edición impresa de El Observador del 17 de noviembre de 2019 No.1271