Por Arturo Maximiliano
El Congreso aprobó reformas a la Ley General de Salud, que establecieron un nuevo etiquetado frontal que permitiera atacar en general uno de los grandes enemigos de la salud de los mexicanos y que es considerada como una epidemia: la obesidad.
La medida aún no está implementada por estar siendo litigada en tribunales, toda vez que algunos sectores económicos están inconformes con la nueva disposición del etiquetado frontal. Pase lo que pase, los consumidores debemos tener la mayor información sobre lo que comemos o bebemos y qué impacto pudiera tener en nuestra salud, aunque, por supuesto, la moderación y la actividad física siempre serán una gran receta.
Otros datos sobre la etiqueta frontal y la política anti obesidad:
Cuestión de disponibilidad. Si bien para algunos consumidores mexicanos es posible elegir entre tomar agua y bebidas endulzadas con alto contenido calórico y azúcares, no en todos los lugares del país se tiene la misma posibilidad, haciendo que los etiquetados en bebidas sea una buena intención pero difícilmente desincentivan el consumo de estas bebidas ante los altos costos del agua embotellada y la disponibilidad en general de agua potable.
Reformulación de productos. Se espera que con el nuevo etiquetado y advertencias más claras al frente de los productos, las empresas empiecen a cambiar los contenidos y, al reformularlos, éstos tengan menor impacto negativo en la salud de los mexicanos que los consumimos.
Impuesto a productos chatarra. Hace unos años se creo un nuevo impuesto a los productos chatarra, para inhibir su consumo, toda vez que se encarecieron y se suponía los consumidores los comprarían menos. Lo anterior no sucedió; lo que sí pasó es que se está recaudando mucho dinero producto de esos impuestos. Se había prometido que con lo recaudado se implementarían diversas políticas complementarias, entre ellas la instalación de bebederos en todas las escuelas y lugares públicos, pero esto no sucedió.
Beneficio al consumidor. Aunque existe una disputa legal entre empresarios y autoridad, es importante que al final de esa batalla el nuevo etiquetado sea entendible para nosotros los ciudadanos, que día a día consumimos alimentos y bebidas. Se trata de que podamos elegir, lo bueno o lo malo, pero informados.
Otras medidas. Por supuesto que el etiquetado es sólo parte de una política pública para disminuir la obesidad en México y con ella evitar enfermedades que nos hacen menos productivos y que además tienen un costo fijo para quienes padecen diabetes, desarrollada por una mala alimentación. Los buenos hábitos, consultar a un nutriólogo y hacer ejercicio son complementos fundamentales para evitar enfermedades y gastos por el resto de nuestras vidas.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 29 de marzo de 2020 No.1290