Busca más colaboración entre laicos y párrocos
Por Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia en El Observador
El Papa Francisco en varias ocasiones ha denunciado el peligro del clericalismo de los clérigos y la clericalización de los laicos. Una respuesta a este mal ha sido presentada por el Vaticano este 20 de julio de 2020 a través de la Instrucción “La Conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”.
La Instrucción, promulgada el pasado 29 de junio, aborda el tema del cuidado pastoral de las comunidades parroquiales, de los diversos ministerios clericales y laicos, en señal de una mayor corresponsabilidad de todos los bautizados.
En esta perspectiva, se subraya el papel del párroco como «pastor apropiado» de la comunidad; asimismo, del servicio pastoral relacionado con la presencia en las comunidades de diáconos, consagrados y laicos llamados a participar activamente.
El texto recuerda que “en la Iglesia hay lugar para todos, y cada uno puede encontrar su lugar” en la familia de Dios, conforme a la particular vocación recibida, tratando de que todos puedan desplegar los propios carismas “en la edificación común y en la misión”.
Individualismo de la fe
Así, se trata de evitar derivas, como la “clericalización” de los laicos, la “secularización” del clero, la conversión de las parroquias en “empresas prestadoras de servicios espirituales” o meras “agencias de servicio social”.
Asimismo, el documento reflexiona sobre el individualismo en la vivencia de la fe y del apostolado, el desprecio del instinto de la fe –el sensus fidei– del Pueblo de Dios en el discernimiento de las situaciones y la toma de decisiones.
Para Francisco, que ha citado a Benedicto XVI (Aparecida 2007), la Iglesia “no hace proselitismo. Crece mucho más por atracción”. De esta forma, el proselitismo se desploma con todas las actitudes sectarias que impulsan a una instrumental búsqueda de ganar adeptos.
¡Comunidad parroquial viva y más cerca de la gente!
La Instrucción busca promover la “conversión pastoral” de la comunidad parroquial, tal como lo formulara Francisco: que «la parroquia no es una estructura caduca; precisamente porque tiene una gran plasticidad, puede tomar formas muy diversas que requieren la docilidad y la creatividad misionera del pastor y de la comunidad… Si es capaz de reformarse y adaptarse continuamente, seguirá siendo “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas”…» (Evangelii gaudium, n. 28).
Por otro lado, la comunidad parroquial bajo esta visión constata que «tenemos que reconocer que el llamado a la revisión y renovación de las parroquias todavía no ha dado suficientes frutos en orden a que estén todavía más cerca de la gente, que sean ámbitos de viva comunión y participación, y se orienten completamente a la misión» (ibíd.).
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 26 de julio de 2020. No. 1307