Isabella H. de Carvalho, I.Media
La Santa Sede ha reiterado su apoyo a la renuncia a los derechos de propiedad intelectual de las vacunas COVID-19 en un comunicado del 24 de junio de 2021, presentado en la sesión número 47 del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
“Además del virus COVID, el ‘virus del individualismo’ se ha extendido por todo el mundo dando la ilusión de que las leyes del mercado o la propiedad intelectual podrían colocarse por encima de las ‘leyes del amor y la salud de la humanidad”, afirma la declaración vaticana inspirada en declaraciones precedentes del Papa Francisco.
“La Santa Sede apoya la exención de los derechos de propiedad intelectual para garantizar el acceso universal a la atención y las vacunas de Covid-19”, afirma con claridad.
Es la primera vez que la Santa Sede ha abogado por renunciar a los derechos de propiedad intelectual de las vacunas COVID-19 ante las Naciones Unidas.
El Papa Francisco ha sido muy elocuente sobre este tema, ya que a menudo ha alentado a los líderes mundiales y a las empresas farmacéuticas a suspender las patentes.
Esta medida permitiría a los países de menores ingresos producir las vacunas localmente, en lugar de tener que comprarlas a las empresas que fabrican las vacunas.
Varios estados se han manifestado en apoyo de esta iniciativa, como Estados Unidos, China, Rusia y Francia. Sin embargo, otros líderes mundiales como la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro británico Boris Johnson no están a favor de esta posición, diciendo que las patentes promueven la competencia entre empresas farmacéuticas que favorece la innovación.
La canciller alemana ha apoyado en cambio el establecimiento de acuerdos de licencia entre el productor original y los países de bajos ingresos. Esto significa que la compañía farmacéutica, que posee los derechos de la vacuna, puede permitir que un fabricante en otro país produzca la inoculación localmente bajo un acuerdo de licencia.
Un portavoz de la administración Johnson ha dicho que el primer ministro prefiere que los países obtengan acuerdos económicamente favorables con los fabricantes de vacunas, en lugar de suspender las patentes.
La declaración de la Santa Sede hace referencia al informe del experto independiente de las Naciones Unidas sobre derechos humanos y solidaridad internacional, Obiora C. Okafor, que fue presentado en la sesión del Consejo. El informe llama a la solidaridad internacional y reitera el importante papel de la comunidad internacional en la respuesta a la pandemia de COVID-19. De hecho, los expertos en derechos humanos de la ONU han instado a los líderes mundiales a garantizar que el Sur Global tenga igual acceso a las vacunas, una misión que el Vaticano también apoya firmemente.
“La pandemia de COVID-19 ofrece a la comunidad internacional una oportunidad concreta para realizar esta transformación y repensar nuestra forma de vida, así como nuestros modelos sociales y económicos”, se lee en la declaración de la Santa Sede.
“Esto dependerá de nuestra capacidad y voluntad de abandonar el individualismo y dar forma a un marco ético más sólido basado en la solidaridad internacional y la promoción del bien común”.