Por P. Prisciliano Hernández Chávez CORC
Conocer, asimilar y recrear en el propio interior los diálogos entre la Santísima Virgen de Guadalupe y san Juan Diego, poseen un atractivo propio de quienes viven un encuentro extraordinario de Madre e hijo, que posee un encanto sublime; encuentro de dos amores, permanentes, que orientan a la experiencia de un diálogo intradivino con el Dios Amor.
A modo humano y, por supuesto analógico, con qué tono amoroso y tierno son las confidencias de Dios Amor con la Santísima Virgen María y de la Virgen María con Dios Amor, con el Padre,-su Abbá-Papá amado; con su Hijo Jesús, hijo de sus entrañas; con el Espíritu Santo, el embeleso que la cubre de ternura; y sus respuestas finas, delicadas, amorosas de ella.
Las palabras, confidencias de la Virgen Santísima de Guadalupe con san Juan Diego y, las respuestas de éste, revelan tal profundidad de lo afectuoso y tierno inseparablemente unido al respeto y a lo reverencial, propio del alma náhuatl, tan cercanas a la sinfonía del amor, de las flores y de los cantos, del lenguaje más bello y verdadero, que intervienen las montañas y el quiebre del agua, el colorido del arcoíris y las nubes de algodón divino; los nopales, mezquites y hierbecillas relumbran como el jade, -la piedra de vida y las espinas brillan como el oro. Ambiente teofánico de Mariofanía; de Mariofanía, Teofánica.
‘De arriba del cerrillo, le decían: Juanito, Juan Dieguito’,- ‘Juanitzin, Juan Diegotzin’. Es el nombre cristiano de san Juan Diego; por otros autores conocemos su nombre indígena y que era descendiente de Nezahualcóyotl a través de Nezahualpilli y de Papatzin; se llega a la certeza de que era de sangre real, príncipe texcocano, por la Conquista, venido a menos, como otros nobles indígenas. Según Fernando de Alva Ixtlixóchitl, cita Juan Cuauchtolitatzin, que Don Carlos de Sigüenza y Góngora lo cambió por ‘Cuauhtlatoatzin’; todo esto a raíz del estudio de la descendencia de dos nietas de Juan Diego, monjas casicas,-hijas de nobles, del Convento de Corpus Christi de la Ciudad de México, llevado a cabo por peritos como Joel Romero Salinas (Histórica III) y los estudios de Horacio Sentíes Ramírez.
En el Nican Mopohua se puede estudiar y apreciar la cortesía, los protocolos propiamente de los nobles, que utiliza san Juan Diego en su encuentro con la Santísima Virgen María de Guadalupe.
Podemos recalcar esas terminaciones que constituyen el fondo de una gran antropología propia de esta mentalidad náhuatl, que en cierta maner, pervive en nuestros diminutivos. Las terminaciones ‘tzin’ o ‘tzintli’, implicarían tres connotaciones: de respeto, de ternura y vulnerabilidad: diríamos, venerable Juan Diego,-digno de todo respeto; Juanito, hijito de mi corazón,-ternura; y pobre Juan Diego, su condición de fragilidad. De aquí también la expresión ‘tenacazitta’,- mirar por la oreja, que señala ese gran respeto y ternura que se debe tener con las personas, a las cuales no se les puede ver de frente; de aquí que tanto el rostro de la imagen de la Virgen de Guadalupe y del personaje que está a sus pies, miren de lado, de tres cuartos.
La presentación de la Santísima Virgen a san Juan Diego: ‘Yo soy la perfectamente siempre Virgen Santa María’,-‘In nicenquiza cemicac Sancta María’. La Virgen utiliza un perfecto ‘tecpillatolli’,-el náhuatl noble; sin embargo, utiliza también palabras latinas y españolas, para evitar confusión: Sancta,-Santa, y María.
‘Ichpochtli’, se traduce por Virgen, mujer entera. Unido a Madre, como nombre propio de María. Es Madre de Dios en tanto Virgen. En ella se ha mostrado ‘el poder del Altísimo ya que el Espíritu Santo la cubrió con su sombra amorosa y fecunda ’ (cf Lc 1, 32-35). Ichponzintli, es la forma reverencial, ‘perfecta virgen’ o venerable Virgen. En el Nican Mopohua, también se le llama ‘Mahuizichpotzintli’, es decir, Virgen digna de honra y veneración( NM 57). Sancta María, no existe en náhuatl. El nombre de la Virgen es María y le añadirá ‘Guadalupe’, como lo manifiesta al tío-padre de San Juan Diego, Juan Bernardino (NM 208). Santa María, expresa que ella es Santa por antonomasia. Ella es el la sede de la Sabiduría, el trono de Cristo Jesús, Dios bendito.
‘La venerable Madre del muy verdadero Dios-Dios el viviente -causa de toda -vida, el Creador de las personas, el Dueño del Junto- Dueño del Derreedor, el Dueño del Cielo el Dueño de la Tierra’- in Innatzin in huyel nelli Teotl-Dios in Ipalnemohuai, in Teyocoyani, in Tloque Nahuaque, in Ilhuchua in Tlaltipaque. El nelli teotl, es el único, el verdadero Dios, el que tiene ‘raíz’, el definitivo, es el único: Ometeotl. Ella es su Madre. ‘Inatzin’ su venerable Madre. Se utiliza el termino Teotl-Dios, Dios en náhuatl y se le añade el castellano ‘Dios’, en yuxtaposición evangelizadora. Se le añade los atributos propios de la teología náhualt, extraordinarios: in Ipalnemohuani, -el Viviente por quien se vive,-Dador de la Vida; in Teyocoyani, -el Creador de las personas; in Tloque Nahuaque,- el Dueño de la cercanía y de la inmediación,-el que está ‘juntito, cerquitita’, con perdon del castellano cuyos adverbios son invariables, recordando nuestro ‘ahorita’ o ‘ahoritita’ y además’ el que lo abarca todo’; In Ilhuicahua, in Tlaltipacque, -el Dueño del Cielo y de la Tierra.
Ella pide un ‘Templo’, mi Templo,-Noteocal, Notecaltzin, mi Templecito-mi Casita venerada, respetable, santa. Es su Casa para recostrución y gloria del Pueblo; una Nación de ella. Para en éste asumir las funciones con su Hijo Jesús, de Huey Tlatoani,-de quien es quien el que manda porque es la ‘Palabra’, tiene el ministerio de la Palabra, tiene el mando: a través de ella ‘Lo mostrará’, ‘Lo ensalzará’, ‘Lo pondrá de manifiesto’ y ‘Lo dará a todas las personas’(= In oncan nicnextliz, nicpantlazas,nictemacaz); ‘in ixquich Notetlazotlaliz’, – en mi Amor-Persona, ‘Noteicnoittaliz’-en mi Mirada-Compasiva- Persona, ‘in Notemanahuiiz’ ,-en mi Auxilio-Persona, ‘in Notepalahuiliz’- en mi Salvación-Persona. Su imagen es la síntesis gráfica de estas palabras, imagen palabra, palabra imagen.
Para la mentalidad ‘mexica’, levantar un templo es tanto como iniciar una nueva nación; si está en llamas, significa su destrucción. Sin su templo ha sido destruido, ya no existen como nación. El inicio del templo,-de la casita, singifica el principio de una Alianza, no importa que fuera pobre. Así surgen, como aparece en el Códice Mendocino, una ‘X’ inscrita,- el caminar del Sol – Águila fe fuego, sin serpiente porque está en el cenith pues ha triunfado,-ha iluminado la Tierra; y una choza humilde, principio de su nación.
De los términos usados por san Juan Diego: ‘Tocihuapillatocatzin’. El náhuatl es un idioma aglutinante. Para profundizar es necesario descomponer sus palabras con las cuales está compuesta, así como en el alemán. Cihuatl es mujer, pilli es hijo o hija. Es Reina Celestial, Niña celestial, Señora del Cielo. Tomaríamos en cuenta el ‘to’, es posesiva del plural nuestro-nuestra; ‘Tlatoqui’, es otra forma de ‘Tlatoani’, el que habla o el que gobierna, el jefe; se le añade el reverencial ‘zintli’: significaría Nuestra veneralbe Señora y Reina, como lo traduce Pedro Alarcón, y el Padre Rojas, simplemente Nuestra Reina.
‘Itlazomahuiznantzin’, Maravilosa Madre, con el reverencial tzin (NM 75).
‘Noxocoyoué’,- hija mía la menor, la más pequeña. ‘Nopiltzintziné, -amada Hijita mía, mi hijita chiquita, mi amada princesita. ‘No’, es mía;’ Ichpotli’,-virgen y el referencial ‘tzin’. De este modo san Juan Diego considera a la Santísima Virgen, como algo que afectivamente le pertenece; ella le ha robado su corazón.
Por su parte la Virgen Santísima lo llamará ‘Noxocoyouh’, que quiere decir hijo mío el menor. ‘No’, es mío; ‘Xocoyotl’, fructificación; tiene la conotación no cronológica respecto de los otros hijos que tienen también su designación; se trata del nombre que se le da al más querido, al más importante, a lo más precioso, en este caso, para la Virgen. Esta será el modo con el cual la Santísima Virgen se dirigirá en adelante a San Juan Diego.
‘Quimocalitiliz’, es el Obispo quien ‘tendrá el honor de hacerle la ‘Casa’, por supuesto en comunión con todos, la material-espiritual. Lo material que a lo largo del tiempo ha sido diversa, cualitativamente es la misma: constuir la Iglesia, construir la nación, edificar la civilización del Amor. A lo largo de la historia se ha buscado construir un pueblo, una nación; pero al parecer, todo ha sido parcial. Se cambian estructuras que llevan en sí el germen de la caducidad; se relizan revoluciones y trasformaciones y no se logra del todo, porque no se va al corazón, a cambiar los rostros, en los cuales aparecen los corazones transformados, como hijos auténticos de Santa María de Guadalupe,-Nuestra Madre tierna y delicada, y verdaderos hermanos, lejos de polarizaciones y divisiones, que miran lo superfluo y no lo esencial. México y el Nuevo Mundo, tienen por cuna el Tepeyac.
‘Itlazoixiptlatzin’,-i-tlzotli-ixtlatli-tzintli: ‘i’, posesivo personal, de ella; tlazotli, preciosa; ixiptlatli, imagen; tzi, el reverencial; esto es ‘su preciosa y amada imagen’. En la preciosa y amada imagen de la Virgen Santísima de Guadalupe, reconocemos sus palabras; en su ‘rostro’-ixtle, aparece su ‘yollotl’, su corazón.
Ella nos invita a ser sus hijos pequeños; a realizar esa Alianza de Comunión de Personas, -la communio personarum. A través de ella podemos aprender el lenguaje de Dios Amor. Si la tilma de san Juan Dieguito era la prolongación de su persona, las más variadas flores son prolongación celestial de la Santísima Virgen,-porque las flores vienen del Cielo. Podemos vivier esa Alianza de Comunión de Personas, con Ella y con todos nuestros hermanos; Ella quiere que todos seamos de casa, de su Casa. Vivir nuetra relación con ella, es como una mutuo ‘inhabitción’: que ella esté en nosotros y nosotros en ella, para ir creciendo en la ‘inhabitación’ con el Dios Amor, uno y trino.
Fray Antonio Margil de Jesús, el gran evangelizador de América, -de Texas a Nicaragua, Guardián del Convento de la Santa Cruz,-que evangelizó Querétaro, calle por calle, evangelizaba desde su amor a la Santísima Virgen de Guadalupe con su misma imagen, en las Informaciones de 1723 afirmó que ‘que la misericordia del Altísimo envió del cielo esta imagen de su Santísima Madre, para que en ella, como en sacramento de su omnipotecia, defienda este Nuevo Mundo y lo conserve en crédito y aumento de la exaltación de la Santa Fe Católica..‘ Lo seguirá siendo, a modo sacramental-maternal, para sanar nuestras heridas y darnos un corazón de hijos para amar como ella.
Imagen de Rita Laura en Cathopic