En su audiencia al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Francisco se detuvo en las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la pandemia. Insistió en la cura necesaria para afrontar el problema.
Por Vatican News
El Papa Francisco celebró el esperado encuentro anual con los miembros del Cuerpo diplomático ante la Santa Sede, para el tradicional intercambio de felicitaciones al inicio del nuevo año. En su amplio discurso – tras recordar que acaba de concluir el tiempo litúrgico de Navidad, que se caracteriza por ser un período “privilegiado para cultivar las relaciones familiares” – el Pontífice afirmó que deseaba continuar hoy con el mismo espíritu, en este encuentro que los vio reunidos “como una gran familia, que se encuentra y dialoga”.
Luces y sombras de nuestro tiempo
El Santo Padre agradeció la presencia de los embajadores en este “encuentro de familia”, que representa una “ocasión propicia” – dijo – para formularse recíprocamente sus mejores deseos para el año nuevo y para considerar juntos las luces y sombras de nuestro tiempo.
Lucha contra la pandemia
Destacó asimismo que, a través de ellos, deseaba hacer llegar su saludo y afecto a los pueblos que representan y recordó que muchos de ellos llegaron de otras capitales para unirse al nutrido grupo de los embajadores residentes en Roma, “al que en breve también se agregará el de la Confederación Suiza”.
Dirigiéndose a los “queridos embajadores”, Francisco, afirmó:
“En estos días vemos cómo la lucha contra la pandemia requiere aún un notable esfuerzo por parte de todos y cómo también el nuevo año se presenta desafiante. El coronavirus sigue creando aislamiento social y cosechando víctimas y, entre los que han perdido la vida, quisiera recordar al recientemente fallecido Monseñor Aldo Giordano, Nuncio Apostólico muy conocido y estimado en el seno de la comunidad diplomática”.
Tras destacar que se ha podido constatar “que en los lugares donde se ha llevado adelante una campaña de vacunación eficaz ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad”, el Papa dijo que “es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda”. Lo que requiere, prosiguió, “un múltiple compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto”.
Cura de realidad
Después de afirmar que “todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud”, y que “el cuidado de la salud constituye una obligación moral”, Francisco lamentó que se constata cada vez más que “vivimos en un mundo de fuertes contrastes ideológicos”.
“Toda afirmación ideológica cercena los vínculos que la razón humana tiene con la realidad objetiva de las cosas. En cambio, la pandemia nos impone una suerte de ‘cura de realidad’, que requiere afrontar el problema y adoptar los remedios adecuados para resolverlo. Las vacunas no son instrumentos mágicos de curación, sino que representan ciertamente, junto con los tratamientos que se están desarrollando, la solución más razonable para la prevención de la enfermedad”
En cuanto a la política el Obispo de Roma dio que “debe comprometerse a buscar el bien de la población por medio de decisiones de prevención e inmunización, que interpelen también a los ciudadanos para que puedan sentirse partícipes y responsables, por medio de una comunicación transparente de las problemáticas y de las medidas idóneas para afrontarlas”. Además, aludió a la “falta de firmeza decisional y de claridad comunicativa” que “genera confusión, crea desconfianza y amenaza la cohesión social, alimentando nuevas tensiones”, de manera que “se instaura un relativismo social que hiere la armonía y la unidad”.
Después de manifestar la necesidad de “un compromiso global de la comunidad internacional, para que toda la población mundial pueda acceder de la misma manera a los tratamientos médicos esenciales y a las vacunas”, el Santo Padre dijo textualmente:
“En particular, me permito exhortar a los Estados que se están esforzando por establecer un instrumento internacional sobre la preparación y la respuesta a las pandemias, bajo el patrocinio de la Organización Mundial de la Salud, para que adopten una política de desinteresada ayuda mutua, como principio clave para que el acceso a instrumentos diagnósticos, vacunas y fármacos esté garantizado a todos”
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 16 de enero de 2022 No. 1384