Por P. Fernando Pascual

Uno de los temas más complejos consiste en promover la salud de modo eficaz, según los avances de la medicina y la técnica, y hacer que la mayoría (ojalá todos) pueda tener acceso a lo que necesita para vivir sanamente.

La realidad es que millones de seres humanos no solo carecen de acceso a instrumentos modernos de alta tecnología, sino que incluso no reciben tratamientos básicos y relativamente fáciles de ofrecer a todos.

Constatar lo anterior vale para situaciones de “normalidad”, cuando la vida de los pueblos se mueve según velocidades diferentes, donde unos están muy bien atendidos, mientras que otros no tienen calmantes, ni antibióticos, ni desinfectantes.

Vale también para situaciones de emergencia, como cuando surge una pandemia que requiere un esfuerzo enorme por parte de los gobiernos de todos los países para evitar los contagios y atender a los contagiados.

Ese esfuerzo en situaciones de pandemia no implica olvidar que sería desproporcionado invertir miles de millones ante una pandemia ocasional, salvando a muchos seres humanos, mientras que se invierte muy poco para ayudar a muchos otros seres humanos que mueren por enfermedades fácilmente atendibles.

En un discurso pronunciado el 27 de septiembre de 2021, el Papa Francisco tocó en parte este tema, al recordar cómo se pusieron en marcha enormes esfuerzos para contener la difusión del Covid-19, al mismo tiempo que había millones de seres humanos sin el mínimo acceso al agua potable.

Al respecto, decía el Papa:

“Por supuesto, hacemos bien en tomar todas las medidas para contener y superar el Covid-19 a nivel mundial, pero esta coyuntura histórica en la que nuestra salud se ve amenazada de cerca debería hacernos conscientes de lo que significa ser vulnerable y vivir en la precariedad a diario. Así podríamos también responsabilizarnos de las graves condiciones en las que viven otras personas y por las que hasta ahora nos hemos interesado poco o nada”.

Hay que promover la salud, y hacerlo con justicia. Entonces trabajaremos para que todas las personas, vivan en países ricos o en países pobres, tengan acceso a medidas de higiene, medicinas, atenciones sanitarias, y todo aquello que permite evitar enfermedades y recibir siempre la mejor ayuda posible.

 
Imagen de Yerson Retamal en Pixabay

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