Entrevista al P. Francesco Patton, OFM, Custodio de Tierra Santa, antes de la Misa de la Renovación del Bautismo en la Cuarta Peregrinación Virtual de Magdala, por el Padre Juan Solana, LC.
Muchas gracias por este encuentro. Es un día muy importante para nuestra peregrinación sobre los sacramentos, porque hoy (18 de marzo) vamos a renovar nuestro Bautismo aquí donde Jesús mismo fue bautizado. Unas palabras a nuestros peregrinos virtuales sobre este lugar, ¿desde cuándo están los Padres Franciscanos por aquí?
> Aquí estamos desde el final de 1800, pero antes, siempre hemos tenido en los últimos siglos esta peregrinación, que es algo típico de la custodia de Tierra Santa. Nosotros alrededor de todo el año vamos a los distintos lugares santos cuando se celebra la fiesta que tiene un vínculo, una relación de significado con el lugar.
Y así, este lugar es el que tiene un vínculo con la fiesta del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo que, si de hecho nosotros leemos la narración de los evangelios, es un acto que empieza en la otra orilla del Río Jordán; porque los evangelistas decían que Juan Bautista bautizaba en Betania, al otro lado y en otro lugar que está más al Norte, Salem, Nun. En estos lugares fue que San Juan Bautista ha hecho su predicación, la cual era sobre la conversión, de arrepentimiento de los pecados y es un acto muy significativo el empezar el bautismo en la otra orilla, después ser bautizados en el Río y llegar a esta parte que pertenece a la Tierra Prometida. Es como repetir el camino del Éxodo. Es como recibir nuevamente el don de la tierra de Dios y para entrar en esta tierra es necesario dejar Egipto atrás.
Todos los lugares que están aquí son lugares que pertenecen a las distintas Iglesias, comunidades. Hay lugares que son de los griegos ortodoxos, los coptos, los armenios, sirios, entre otros.
Este lugar es muy bonito para nosotros. Aquí, en la primera mitad del siglo XX, teníamos una iglesia que estaba conectada con este pequeño edificio, y por un terremoto, la iglesia fue muy dañada. Pero para mí esto se ve bien, porque es como un presbiterio románico que permite celebrar desde lo alto y permite ver el Río y la otra orilla, es un punto especial. Nosotros tenemos este camino que de aquí llega a la otra capilla, que pertenece a la Custodia de Tierra Santa y que es cerca de la orilla del Río Jordán.
En los últimos años celebramos aquí la fiesta del Bautismo y hacemos la procesión hasta el Jordán y allí hacemos nuestra renovación de las promesas del Bautismo. Este es un lugar que hemos recibido de vuelta hace pocos años, porque ha sido un campo minado después de la guerra de los seis días en 1967, los frailes dejaron este lugar, porque era y es todavía ahora una zona militar, que está bajo el control del Ejército Israelí.
En los años posteriores al año 2000, comenzó a ser de nuevo posible visitar y celebrar aquí para los peregrinos. Este lugar ha sido limpiado de las minas. En noviembre del 2018, por primera otros frailes de la comunidad y yo hemos visitado este lugar y estada como en el año 1967. La imagen de Pablo VI estaba en refectorio y en el registro de las misas estaban al final las de dos sacerdotes, uno de Inglaterra y otro de Nigeria; era el 7 de enero de 1967.
Hace dos años, por primera vez, hemos celebrado la misa de la fiesta del Bautismo. Ha sido un pequeño grupo, por las disposiciones por el COVID. Este año hemos celebrado con más o menos mil fieles, prácticamente todos pertenecientes a nuestras iglesias latinas de Tierra Santa. Y ahora esperamos que en los próximos años los peregrinos lleguen y puedan celebrar con nosotros.
Por supuesto que ahora debemos arreglar todo el campo, porque hemos arreglado una pequeña porción para empezar, pero tenemos un proyecto de restauración. No es nuestra intención cambiar el lugar porque para mí es muy importante ver que es un lugar desierto, así que el lugar se va a preparar para los peregrinos como lugares de servicio y estas cosas, y también algunos lugares para celebración y catequesis para pequeños grupos. Cuando hay un gran grupo se puede utilizar esta estructura, como el presbiterio y el aula, que es bastante grande. Si ustedes tienen un grupo de 10 mil peregrinos los puede traer aquí.”
Quiero mostrarles con el Padre la puerta de este pequeño monasterio, porque el Bautismo, la paloma blanca, la paloma de la paz, es un deseo que todos tenemos en el corazón en este momento de la historia del mundo, de Europa, de todos, imploramos el don de la paz. Quiero que vean aquí los efectos de una guerra. No es nada agradable. En primer lugar, se puede ver en la cúpula que hay marcas de muchos balazos, igual que en las columnas, pero sobre todo en la puerta podemos ver huellas de balazos, y balazos muy serios…
Por lo visto aquí había un fraile que cuidaba esto hasta el año 67.
> El fraile dejó todo y se marchó, porque era imposible quedarse. Dejó todas las cosas aquí. Para mí es muy importante conservar estos signos porque son las cicatrices del lugar.
Son las cicatrices de un lugar, de una historia y de unas personas.
> Es muy importante, porque cuando nosotros olvidamos lo que hemos hecho en el pasado podemos repetir los mismos errores, los mismos pecados y la guerra se ve que se olvida muy pronto.
Queridos peregrinos. Gracias, Padre Francesco. Vamos a prepararnos para la Celebración de la Eucaristía. Como ven, tenemos un viento que nos recuerda al viento del Espíritu Santo y de Pentecostés. Ojalá que baje sobre nuestra Misa y sobre nuestra renovación bautismal. Nos vemos enseguida.