El modo de proceder ante un evento nuclear de cualquier tipo puede ser la clave para sobrevivir. Aquí hay algunas medidas que pueden ser útiles:

  • Aprenda a reconocer el símbolo mundial de presencia de radiación, llamado comúnmente “trébol radiactivo”, que es un círculo negro del que salen tres alas sobre un fondo amarillo que casi siempre tiene forma triangular. Proceda con cautela cuando vea este signo en algún lugar o en algún equipo.
  • Ponga atención a los reportes de las autoridades sobre robo de recipientes o aparatos con componentes radiactivos. No se acerque si detecta algún dispositivo sospechoso; alerte a las autoridades.

Centrales nucleares

  • Infórmese sobre la ubicación de las centrales nucleares en su país. Tenga algún plan familiar en el caso de que viva cerca de una de éstas.
  • Si usted habita a 10 kilómetros o menos de una central, considere que se encuentra en la zona que, en caso de un accidente severo, tendrá que ser evacuada casi de inmediato, por lo que sería bueno contar permanentemente con una mochila o maleta de emergencia, ya que no tendrá tiempo de empacar, y es posible que usted no pueda volver en años.
  • Si vive a más de 10 kilómetros pero menos de 30 de la central nuclear, es casi seguro que en un accidente grave tenga que ser evacuado, pero no de forma inmediata, así que tendrá algo de tiempo de decidir que llevarse y empacar.
  • Esté al tanto de los incidentes en las centrales nucleares cercanas a usted; una serie de eventos seguidos podría ser preludio de un accidente mayor. En México, la central nuclear de Laguna Verde, ubicada en Punta Limón, municipio de Alto Lucero, Veracruz, registró al menos 276 incidentes entre 2012 y 2019. El evento más reciente tuvo lugar el 3 de septiembre de 2020.

Bombardeos

  • En una guerra, al impactar una ojiva nuclear habrá un destello tan fuerte que puede cegar temporal o permanentemente, incluso a 20 kilómetros de distancia. Hay que darle la espalda enseguida, pues sólo cerrar los ojos no es suficiente.
  • Tírese de inmediato al suelo, boca abajo, con los pulgares en sus oídos y los índices sobre los párpados, y respirando a través de los dientes con la boca un poco abierta a fin de evitar que se revienten sus oídos. Así, en algunos segundos, pasará por encima de usted la onda de choque, que es la causa principal de muerte y la destrucción. Si usted está de pie, la onda puede dañar sus órganos internos.
  • A continuación se producirá una lluvia ácida, por lo que, si está en casa o en otro edificio, no intente salir; pero si está afuera, corra a refugiarse, de preferencia bajo tierra (en un sótano, un estacionamiento subterráneo o el túnel del metro) o en un edificio de concreto.
  • Cerrar ventanas y puertas, y apagar ventiladores y aires acondicionados, para evitar el desplazamiento de partículas radiactivas suspendidas en el aire. El confinamiento ayuda a reducir la inhalación de material radiactivo.
  • Si se viene del exterior y se cuenta con agua suficiente y posibilidad de cambiarse de ropa, ponerse bajo el chorro de agua para desprender la mayor cantidad posible de partículas radiactivas.
  • Permanecer en el refugio esperando el rescate; pero si decide regresar a casa, encontrar a sus seres queridos o buscar alimentos, espere por al menos 48 horas antes salir, y cúbrase todo el cuerpo y use cubrebocas. El nivel de radiación cae exponencialmente, y en dos días correrá menos riesgo de morir si se expone al exterior..
  • Tanto en un bombardeo como en un accidente de central nuclear, si se tienen tabletas de yoduro de potasio (en México no las hay) tomar una dosis en las 2 horas posteriores a la explosión, otra en las 6 horas posteriores, y la tercera en las 24 horas posteriores; sobre todo niños, adolescentes y adultos jóvenes, para minimizar el riesgo de enfermar de cáncer de tiroides. No lo deben de tomar quienes padecen de hipertiroidismo.

¿Intervenciones sobrenaturales en desastres nucleares?

Había en Hiroshima una comunidad de 8 misioneros jesuitas cuando fue lanzada la bomba atómica en 1945. Aunque ellos se encontraban a sólo ocho cuadras del epicentro, resultaron ilesos. La casa donde se encontraban no sufrió daño, y sus ocupantes jamás padecieron los efectos posteriores típicos de la radiación, ni sordera o ceguera. Ellos atribuyeron el milagro a la protección de la Virgen María, pues en esa casa había una sola cosa diferente de las demás: “Rezábamos el Rosario diariamente”.

En Nagasaki san Maximiliano Kolbe había establecido un convento de franciscanos que también quedó intacto; fueron protegidos por la Virgen, pues ellos también rezaban el Rosario todos los días.

La Iglesia enseña que, por la comunión de los santos y con el permiso de Dios, la Iglesia Purgante puede ayudar, y de hecho ayuda, a los fieles cristianos (Iglesia Militante). La austriaca Maria Simma (1915-2004), una seglar con el carisma de ver, oír e interceder por las almas del Purgatorio, contaba lo siguiente: “Las ánimas del Purgatorio me revelaron que ayudaron a apagar el incendio en la central nuclear de Chernóbil, y, más recientemente, supe que ayudaron a acortar la Guerra del Golfo”. En esta guerra se utilizaron armas nucleares.

TEMA DE LA SEMANA: «POR FAVOR NO MÁS GUERRA»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de abril de 2022 No. 1398

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