ACN.- Después del mortal ataque ocurrido el Domingo de Pentecostés en la iglesia san Francisco Javier en Owo, en el estado de Ondo, Nigeria, ACN se encontró con los sobrevivientes en el hospital san Louis y en el centro médico federal (Federal Medical Center).

En otros casos de ataques terroristas, los medios de comunicación comparten las historias y la información  varios días. En el caso de la masacre en el suroeste de Nigeria, parece que solo ha quedado un número, 39 personas asesinadas. Sin embargo, detrás de este número hay historias de vida y ACN piensa que todavía no podemos pasar la página. La fundación quiere compartir algunos de los testimonios de los sobrevivientes sobre el fatal día de la masacre, así como temores y esperanzas posteriores.

“Sin duda fue una experiencia terrible que ni siquiera se la deseo a mis enemigos. El sacerdote estaba a punto de terminar la misa y yo estaba sentada en la fila central de la iglesia. Al principio pensé que era la sirena de la policía cuando oí los primeros gritos que se acercaban. Los feligreses comenzaron a correr hacia el altar para entrar a la sacristía, pero yo no pude correr tan lejos, pues estoy en mi séptimo mes de embarazo. Decidí ir a la capilla de la divina misericordia, pero había mucha gente corriendo en esa dirección.

No supe qué hacer. Así que decidí tumbarme encima de los feligreses que estaban en el suelo. Mientras estaba ahí, uno de los pistoleros lanzó una pequeña luz cerca de mí. Inmediatamente me vino a la cabeza que podía ser dinamita, así que empecé a arrastrarme para ponerme a salvo, pero antes de que pudiera ir lejos, la dinamita explotó y me quemó la espalda y la pierna izquierda.

No podía gritar ni sentir ningún dolor en ese momento, sin embargo,  mis heridas sangraban. Pude abrir la boca y dije: “Padre, vine a alabarte a tu templo y ha ocurrido esto. Si muero, muero; pero por favor, Dios, acuérdate de mí y de mi pequeña hija en tu reino”.

Estoy feliz de estar viva y de que mi bebé esté viva y saludable. Pensé que mi hija de tres años estaba muerta pero me dijeron que había sobrevivido, aunque fue seriamente herida en el ataque y está en el centro médico federal (Federal Medical Center). Por favor, téngannos en sus oraciones para tener una rápida recuperación, de manera que  pueda volver a reunirme con mi hija y mi familia”.

Mrs. Blessing John, 36

“Estaba en la iglesia cuando sucedió este terrible ataque. Pero antes de continuar, quiero dar gracias a Dios de que no fue más grave, pues algunos de nosotros nos salvamos. Aunque otros quedaron muy mal heridos.

Que las almas de aquellos que murieron descansen en paz,  que Dios conforte a sus familias y a todos nosotros como Iglesia. La intención de los asaltantes era entrar a la iglesia y asegurarse de que no se salvara ninguno. Ellos querían llegar rápidamente y llevar a cabo su malvado acto, pero le doy gracias a Dios por intervenir en nuestro favor.

Ya habíamos recibido la bendición final y estábamos esperando la procesión final del sacerdote y los acólitos, cuando escuchamos el primer disparo. Yo salí fuera de la iglesia, pensando que era una pelea entre bandidos o entre ladrones y soldados, pero al verlos correr hacia la iglesia, me di cuenta de que se trataba de otra cosa.

Rápidamente corrí de regreso a la iglesia y le dije a los demás feligreses que fueran adentro y se tumbaran en el suelo. Al inicio, quise escapar por otra puerta, pero vi que muchas personas ya habían sido asesinadas. Tenía miedo, estaba confundido y cansado de correr. Decidí también tumbarme en el suelo, cuando estaba a punto de levantarme tiraron el primer cartucho de dinamita. Todo temblaba. El segundo cartucho de dinamita lo tiraron cerca de donde yo estaba. Muchas personas murieron a mi lado, pero Dios me dio una segunda oportunidad.

Este suceso realmente me ha afectado mucho. Estoy enfadado en mi espíritu, pero después pienso, ¿quién soy yo para cuestionar a Dios? Este ataque me hace fuerte en mi fe, me lleva a estar cerca de Dios. Estoy vivo y ninguno de los miembros de mi familia fue asesinado. Le agradezco a Dios por eso”.

Emmanuel Igwe, 35

“Estaba en la iglesia cuando sucedió el ataque. Estaba tumbado en el suelo cuando uno de los pistoleros me hizo ponerme de pie junto con otros nueve feligreses, incluyendo a mi querida hija. Nos dispararon a todos, uno después de otro. Yo fui el último al que dispararon,  me hirieron en la mejilla. Soy el único que sobrevivió de  los diez.

Sin duda, es algo que jamás podré olvidar. Ha sido realmente doloroso perder a mi amada hija durante el ataque, pero mi fe no se ha visto afectada por ello. Este ataque ciertamente fortaleció mi fe en Dios. Estoy feliz de estar vivo y pido a la comunidad internacional que nos tenga en sus oraciones para una pronta recuperación, y para que nos brinden ayuda material y económica.

Thaddeus Bade Salau, 52

“Estaba dentro de la iglesia cuando sucedió el atentado. Cuando escuché el primer disparo, pensé que era un arma de juguete. Volteé a mirar y vi gente corriendo. No supe para dónde correr, así que me tiré al suelo sobre la gente que ya había muerto, fingiendo estar muerta también.

Estaba todavía en el suelo cuando tiraron el primer cartucho de dinamita cerca de mis piernas. Así fue como la carne de mis piernas se hizo pedazos y mis huesos quedaron expuestos. En ese estado de confusión y agonía,  vi a uno de los pistoleros viniendo hacia mí. Me arrastré hacia afuera de la iglesia y salté a través de una cerca. Así fue como me salvé. Vi a dos  de los pistoleros que se acercaban hacia mí. Uno de ellos, llevaba una camisa amarilla, jeans azules y una máscara negra, el otro llevaba una camiseta roja, jeans negros y una máscara roja. Ellos eran los que estaban tirando cartuchos de dinamita.

Yo solo quiero dar gracias a Dios por haberme salvado la vida y la de mi familia. Pido a la comunidad internacional que por favor nos recuerden siempre en sus oraciones, que también tenemos  necesidad urgente de ayuda económica. Estoy triste y enojada porque almas inocentes han sido asesinadas. Para ser honesta, volver a la iglesia será muy duro para mí. Este ataque fue un golpe también para mi fe, pero rezo para recibir más gracia y fuerza para seguir siendo firme”.

Josephine Ejelonu, 50

“Soy  una pequeña niña con el sueño de ser religiosa. Todo lo que pido es estar viva y cumplir mis sueños. ¿Será que estoy pidiendo mucho? No estoy segura de ser capaz de volver a la iglesia en este momento, porque fue cuando fui a la iglesia a alabar a Dios cuando sucedió todo esto. No quiero morir. Por poco me muero. Quiero vivir por mucho tiempo para cumplir mis sueños y que mis padres estén orgullosos de mí. Le doy gracias a Dios por conservarme viva. Téngannos siempre en sus oraciones”.

Okorie Faith, 9

“Estaba en la iglesia con mis padres cuando sucedió el ataque. Estaba confundida, con miedo, y lloré durante todo el ataque. Pensé que mi mamá y mi papá habían muerto, pero cuando estaba en el hospital, vi que estaban vivos. Eso me hizo muy feliz. No quiero ir de nuevo a la iglesia porque si lo hago, podrían matarme”.

Sunday Vincent, 5

 

Ayuda a la Iglesia Necesitada, Fundación de la Santa Sede, fue promovida por el Papa Pío XII e iniciada por P. Werenfried van Straaten en 1947, para ayudar pastoralmente a la iglesia necesitada o que sufre persecución en cualquier parte del mundo. Cuenta con 22 oficinas nacionales y apoya proyectos en más de 140 países del mundo, incluido México.

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