Por Martha Morales
Para ser familia cristiana hace falta conocer las nociones de la fe y los criterios para enjuiciar los problemas del mundo.
Habría que preguntar a los lectores si se consideran una familia cristiana en una sociedad post-cristiana, y si aceptan que hay principios “no negociables”. La familia cristiana es una “iglesia doméstica”. La familia post cristiana va en camino de ser pagana. Y, sin embargo, el cristianismo es la religión que más se expande en el mundo.
El confinamiento en los hogares ha traído una situación novedosa y de intensa convivencia. En el seno de la familia se ha re-descubierto la riqueza del hogar, ha habido momentos para jugar y reír juntos, para conversar y conocerse más; tampoco han faltado momentos de tensión.
La tolerancia a la frustración hay que irla trabajando desde la infancia. No solucionarles todo a los hijos, porque si no, todas las virtudes que los padres han ido ganando, el hijo no las tendrá. Es preciso pasar por la contrariedad y el sufrimiento. Si no te amas bien a ti mismo, no podrás amar a los demás. Si no digieres tus fallos, difícilmente digerirás los fallos de los demás. ¿Cómo se forja el amor a sí mismo? Los niños necesitan el abrazo de la madre. Los varones necesitan la valorización de sus logros.
Algunas familias han caído en la cuenta de la importancia que tiene dar un testimonio de fe y de cariño. Y para ello perciben que han de fortalecer su fe a través de la oración, del rezo del Santo Rosario, del estudio del Catecismo de la Iglesia Católica –que es el mayor tesoro que San Juan Pablo II nos legó- y de acercarse de algún modo a la lectura de la Biblia.
La Encíclica Familiaris consortio explica que hay familias que se han mantenido fieles a los valores y a la fe y otras que están desconcertadas y desanimadas. Vale la pena leer este documento del Papa Juan Pablo II y la Veritatis splendor ayuda a enjuiciar los problemas del mundo. Estamos en una batalla espiritual, por lo tanto, las armas han de ser espirituales. Hay que comprender que solos no podemos afrontar esta batalla. Tenemos que recurrir al auxilio de Dios y a los medios que Él nos ha brindado generosamente.
En el matrimonio, los cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar (cfr. CEC 1638). La tarea fundamental del matrimonio y de la familia es estar al servicio de la vida (cfr. CEC 1653). En nuestra familia, hay que aprender a convivir con la debilidad propia y ajena. Somos personas imperfectas que conviven con personas imperfectas. Sin embargo, Dios nos pide luchar por ser santos. “La primera y mayor enseñanza de los santos es siempre su propia vida” (Cfr. Juan Pablo II, Patres Ecclesiae, 2 de enero de 1980).
El compromiso de la familia cristiana es dar testimonio de coherencia y de fidelidad a la fe; pero ello requiere conocer la fe con profundidad, ponerla en el centro de nuestro corazón e irla asimilando con la ayuda de la oración y de los sacramentos.
¿Qué amenaza a la familia? La redefinición del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero y la falta de apertura a la vida, advierte el Papa Francisco. El santo Padre exhortó a estar atentos a la “nueva colonización ideológica que busca destruir la familia”. (Manila,16 de enero de 2015).
Los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” de la ONU contra la Familia
Unos cuantos personajes, millonarios, dice que “ellos son el futuro”, porque se han propuesto marcar las pautas de lo que vendrá. En suma, el objetivo es cumplir con la Agenda 2030. Para lograrlo, promueven la ideología de género. ¿Y con qué medios? Los grandes medios de comunicación social como CNN, la BBC de Londres, Pixar, Walt Disney, Netflix, Google, Meta, etc., están en sus manos. Lo mismo los grandes bancos y las farmacéuticas.
Si alguna vez nos preguntamos cómo afecta el ámbito internacional a nuestra familia, deberemos saber que muchos errores llegan a través de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, y las políticas que emergen de allí, se esparcen sobre el mundo; pero la familia puede neutralizarlo.
Uno de los objetivos preocupantes es la peligrosa es la “educación sexual integral o comprehensiva”, ya siendo incluida en libros de texto de la SEP (México) y de otros países latinoamericanos, la cual ‘sexualiza’ a los menores y los adoctrina con radicales ideologías sexuales y de género.
La Agenda 2030 de la ONU es no-vinculante (no-obligatoria) para Estados Miembro, y, sin embargo, se espera que tenga un profundo efecto en leyes y políticas de todo el mundo. La “educación sexual integral” (CSE), constituye uno de los más agresivos ataques a la salud e inocencia de los menores, debido a que utiliza materiales explícitos para promocionar la promiscuidad y comportamientos sexuales de alto riesgo, mostrándolos a los niños como ‘saludables’ y ‘normales’. El fin es cambiar las normas de la sociedad, de tal modo que esta “educación sexual comprehensiva” podría llamase “educar para el placer, el derecho al aborto, a la promiscuidad y mostrar los derechos del grupo LGBT”; pero –como dijimos-, la familia puede neutralizar estas acciones si está pendiente de sus hijos y de los hijos de los demás. (cfr. Artículos de Norma Mendoza Alexandri).
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