El domingo pasado después de rezar el Ángelus el Papa pidió, por enésima, vez el fin de la guerra y de las matanzas en Ucrania e hizo un nuevo llamamiento para que se encuentre una solución pacífica en Sri Lanka «respetando los derechos de todos»
Por Allesandro De Carolis (Vatican News)
Los domingos cambian, pero lamentablemente las palabras que salen de la ventana abierta de la Plaza de San Pedro nunca cambian. Incluso a la hora del Ángelus que llega a mediodía de una mañana muy calurosa, la parte conclusiva es, dramáticamente, similar a muchas otras. La guerra en Ucrania y el más reciente, pero no menos delicado, conflicto interno que ha estallado en Sri Lanka son dos espinas que afligen al Papa.
Ucrania, había dicho Francisco hace días, es hoy una tierra de martirio. Retomó ahora el concepto, hablando de la población «golpeada cada día por una lluvia de misiles». Y la constatación provoca una pregunta lacerante en el Papa.
Sri Lanka: abstenerse de la violencia
La Sri Lanka de hoy no padece las lluvias de misiles, pero es la tierra de filas de miles de personas que hacen cola para conseguir un paquete de azúcar o de arroz, para obtener medicamentos o un poco de combustible. Un país con los precios por las nubes y la moral baja, que el pasado 9 de julio vio cómo la exasperación estallaba en un motín contra el presidente Rajapaksa, que huyó al extranjero. Un cuadro de inestabilidad que llevó al Papa a renovar su cercanía y a rezar por todos.
Queridos hermanos y hermanas, me uno a ustedes en la oración y exhorto a todas las partes a buscar una solución pacífica a la crisis actual, en favor, sobre todo, de los más pobres, respetando los derechos de todos. Me asocio a los líderes religiosos para implorar a todos que se abstengan de toda forma de violencia y que se inicie un proceso de diálogo por el bien común.
Publicado en Vatican News