• Políticas de ayuda a las familias. En un período de apenas 5 años —de 2010 a 2015— Hungría ya había logrado reducir los abortos un 25%, y esto gracias a que el gobierno apoyó las campañas pro-vida, introdujo valores religiosos y éticos en la educación, facilitó a los trámites de adopción y acogimiento familiar, y proporcionó más ayudas a las familias.
  • Propaganda. La extensión de la mentalidad abortista se debe en gran parte a la propaganda que se está dando en todos los ámbitos de la sociedad: “El aborto es un regalo de Dios” (Universidad de Michigan), “El aborto permite a las mujeres alcanzar sus sueños” (Barack Obama), “El embarazo mata, el aborto salva vidas” (NY Times), etc.

Entonces hay que hacer propaganda a la inversa. El gobierno de Hungría ya lo hizo y le funcionó; difundió carteles con la imagen de un bebé en el útero y el mensaje: “Entiendo que no estés preparada para tenerme, pero dame en adopción, ¡déjame vivir!”.

  • Ultrasonido (ecografía). Para convencer a una mujer de que aborte se le hace creer que lo que lleva dentro no es un ser humano sino una masa de células.

Cuando Bernard Nathanson, el “rey del aborto” (involucrado en la muerte de 75 mil niños), usó por primera vez en 1972 la nueva tecnología del ultrasonido y pudo observar el corazón del bebé en el monitor, se dio cuenta de lo que realmente estaba haciendo, pues reconoció que era vida humana.

Abby Johnson trabajó como directora en una clínica de Planned Parenthood durante 8 años, empresa de abortos que no usa ecografías a fin de “ganar tiempo”; pero a un nuevo médico se le concedió la libertad de guiarse en el aborto con un ecocardiograma en casos difíciles. Un día no había enfermera y el médico llamó a Abby para que lo ayudara a sostener la sonda del aparato, y ella pudo ver con claridad que a las 12 semanas de gestación ahí había un bebé perfecto. Ése fue el final de su carrera abortista.

En algunos países las leyes exigen que las mujeres que quieren abortar vean a su bebé en el ultrasonido y escuchen latir su corazón antes de tomar la decisión. La mayoría se da cuenta de inmediato de que se trata de una persona, y decide no matarlo.

  • Verdadera información científica. Cuando un médico le dice a los padres que su hijo en gestación tiene una anormalidad, como síndrome de Down o anencefalia, y que lo deben abortar, muchos ceden ante la idea de “salvar” a su hijo del sufrimiento.

Pero en un estudio científico publicado en el Journal of Medical Ethics, el neurocientífico pro-aborto Stuart W.G. Derbyshire y el pro-vida Dr. John C. Bockmann descubrieron evidencia de que es erróneo el consenso médico según el cual el ser humano no puede sentir dolor antes de las 24 semanas de gestacion. Esto suma otro punto en contra del aborto, pues el procedimiento causa sufrimiento al bebé.

  • Oración. Son muchos los testimonios de que, cuando los pro-vida acuden al exterior de los centros de aborto a rezar el Rosario, las mujeres no llegan a su cita para abortar, o se descomponen las máquinas necesarias para succionar a los bebés del útero.

Sacerdotes y obispos que han hecho exorcismos —por semanas, meses o años—, afuera de centros de abortos, han logrado que finalmente esos lugares se cierren.

Zachary King, ex alto brujo de una iglesia satánica, que se convirtió a Dios por la intervención de la Virgen María, considera que el aborto es, ante todo, una batalla espiritual que debe librarse con armas espirituales.

TEMA DE LA SEMANA: «ALTERNATIVAS Y ACCIONES PARA QUE VIVAN LOS DOS”

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de agosto de 2022 No. 1414

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