Misterios de la Biblia

Las Sagradas Escrituras habla de un tiempo sin precedentes en el que Dios hará justicia: “Pueblo mío, entra en tus cámaras y cierra tu puerta tras de ti, escóndete un instante hasta que pase la ira. Porque he ahí a Yahveh que sale de su lugar a castigar la culpa de todos los habitantes de la Tierra contra Él” (Isaías 26, 20-21).

El primero en darle a ese acontecimiento el nombre de “Día de Yahveh” fue el profeta Amós, en el siglo VIII antes de Cristo. Y al principio los israelitas entendieron que se trataba de un castigo en que Dios aplastaría a las naciones enemigas mientras que ensalzaría a Israel; pero los profetas aclaran que aquel día terrible habrá de alcanzar a todos, y que los israelitas hacen mal en mostrarse tan confiados: “¡Ay de los que ansían el Día de Yahveh! ¿Qué creen que es ese Día de Yahveh? ¡Es tinieblas, que no luz!” (Amós 5, 18). Así, del fuego y del cataclismo cósmico sólo saldrá con vida un pueblo humilde: “Busquen a Yahveh, todos ustedes, humildes de la Tierra, que cumplen sus normas; busquen la justicia, busquen la humildad; quizá encuentren cobijo el Día de la cólera de Yahveh… Yo dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre” (Sofonías 1, 3. 3,12).

¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

El “Día de Yahveh” es la respuesta definitiva y radical para todos los que, en momentos difíciles, nos hemos preguntado alguna vez: “¿Por qué Dios no hace algo ante tanta maldad?”. Pues lo hará, y no quedará ni rastro de ésta.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 18 de septiembre de 2022 No. 1419

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